Presión conservadora contra el recorte de los gastos militares británicos
Los militares británicos temen que el recorte del gasto público, cuyo programa anunciará mañana el Gobierno, afecte excesivamente a la defensa del Reino Unido. Se ha sugerido que el Gabinete de Callaghan ha decidido ya reducir en cerca de doscientos millones de libras los gastos dedicados a cubrir ese apartado. Aparentemente, el primer ministro ha tranquilizado a los jefes de los distintos ejércitos sobre las dimensiones del recorte, aunque los sectores conservadores continúan presionando para que el Gobierno deje intacto lo que tenía pensado gastarse en defensa.Los jefes de las fuerzas armadas fueron a ver a Callaghan acompañados del ministro de Defensa, Fred Mulley, para quien se pide ahora la dimisión por su excesiva blandura en el tratamiento de las obligaciones de su cargo. La oposición a los recortes de Defensa no se hace sólo desde el punto de vista de que influirá en el equipamiento y en el empleo en el mundo de las fuerzas armadas. De acuerdo con el portavoz conservador para asuntos de este carácter, Winston Churchill, nieto del líder de la segunda guerra mundial, cualquier recorte militar reducirá la moral de los profesionales de los ejércitos. Además, debilitará la posición de Gran Bretaña en la OTAN en un momento en que, afirma el político conservador, el bloque soviético se refuerza.
A partir de esas opiniones, se ha dado gran importancia constitucional a la visita de los militares británicos a Callaghan. Tradicionalmente, los jefes de las fuerzas armadas tienen acceso directo al primer ministro, aunque desde la posguerra no habían usado esa vía para comunicarse con el máximo responsable del poder político ante el Parlamento y ante la reina.
La decisión del Gabinete de recortar los gastos de defensa se ha relacionado con las declaraciones hechas por Callaghan durante el pasado otoño sobre el papel que Gran Bretaña jugaba en las fuerzas de la OTAN que operan en el centro de Europa. En aquella ocasión, el primer ministro dijo que Occidente se tenía que dar cuenta de que el Reino Unido hacía un gran sacrificio económico para mantener esa cooperación defensiva y que si seguían las presiones sobre su estrategia presupuestaria, Londres tendría que pensar seriamente en revisar tal compromiso. Luego Callaghan ha suavizado su amenaza. Además, en una reciente reunión de ministros de Asuntos Exteriores de países miembros de la OTAN, Crosland, el titular británico, reafirmó la determinación de su Gobierno de seguir hasta el final sus obligaciones con la organización defensiva occidental.
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