Deporte democrático
El 4 de enero de 1974, el Gobierno que presidía CarlosArias había decidido trasladar el deporte a Presidencia del Gobierno. En la misma operación de cambio estaba incluido el pase, al mismo Ministerio,del INI. Utrera Mólina y Barrera de Irinlo, a última hora., lograron detener el decreto que, según todos los indicios, llegó a la platina del Boletín Oficial del Estado.
Utrera Molina consiguió'sostener.la Delegación Nacional de Deportes bajo su mando, pero desde aquel momento, el cambio definitivo se presumió como inevitable. Todo p~rece indícar que la reforma administrativa de la que tanto se-ha hablado va a ser un hecho. Parece ser que al fin el deporte español va,a perder su color y se va a convertiren una actividad, al menos desde su emplazarhiento, mucho más aséptica.
Una vieja aspiraciónde quienes hemos luchado por un deporte democrático -cuatro gatos, claro, aunque ahora se apunten muchos- ha sido esta reforma. Los problemas que la Delegación ha tenido para su normal desenvolvimiento, nacidos en su propia casa, han sido constantes. La propia Sección Femenina, como denunció en Munich Juan Gich. prohibió durante años la práctica del atletismo a las mujeres españolas y algún subdelegado no azul pasó arnargos tragos para defender un deporte basado en una sola jurisdicción.
La noticialdel cambio es buena. pero ahora hay que plantearse la pregunta de qué va a suceder con las instalaciones que del presupuesto de la, DND se hicieron para la.OJE, por ejemplo.
