España en el momento de la verdad

El franquismo ha muerto menos de un año d espués de Franco: el jueves 18 de noviembre en el que las Cortes han votado la ley de la Reforma Política. Pero la democracia todavía no ha nacido. Este texto, en cinco artículos. la hace posible: no la establece. No instaura un régimen nuevo. Modifica solamente dos puntos del régimen establecido: la composición de las Cortes y sus poderes. En lugar de una asamblea única, habrá en adelante dos Cámaras: un Congreso de Diputados y un Senado, el uno y el otro elegidos por sufragio universal, el primero con el voto proporcional el segundo con escrutinio mayoritario ( ... ) La diferencia es grande con las Cortes actuales en las que menos de la quinta parte de sus miembros es elegida directamente, sin libertad de partidos políticos y de propaganda. Los otros son nombrados por el Gobierno o designados por organizaciones que él controla pero las nuevas Cortes, como las de Franco, carecen del derecho de controlar realmente al primer ministro y al Gobierno, que son responsables ante ellas, pues dependen solamente del Rey. La ley votada el 18 de noviembre, no establece un régimen parlamentario, sino lo que se llama una «Monarquía limitada», régimen de transición entre el autoritarismo y la democracia que Inglaterra conoció en el siglo XVIII y Europa continental en el XIX. Para España a la que el franquismo mantenía en un clima político medieval es, pese a todo, un gran progreso.( ... )La composición del Senado da una gran ventaja a los conservadores, pero no mucho mayor que en Francia, en las leyes ordinarias el Congreso de Diputados tendrá la última palabra, como nuestra Asamblea Nacional ( ... ) el Rey tie ne. pese a todo, un control estrecho del proceso que ha iniciado. El nuevo estatuto de las Cortes le reserva una prerrogativa considerable que no se encuentra en las monar quías limitadas del siglo XVIII y XIX. Puede someter directamente al pueblo, por referéndum, toda opción política de interés nacional, que sea o no de carácter constitucional(...). La misma ambigüedad envuelve toda la reforma y el con junto de la vida política española desde hace un año. Era necesaria para obtener de los órganos legales de la dictadura el que dieran al Rey los medios de destruirla sin romper la continuidad jurídica y sin provocar una reaccion violenta del bunker franquista. Es lo que se ha hecho el 18 de noviembre con el voto de las Cortes y el 20 con el fracaso de la manifestación de extrema derecha. Juan Carlos ha llevado a cabo notablemente esta empresa extraordinaria. Pero este éxito abre una nueva etapa en la revolución de España, donde la ambigüedad debe ceder sitio a la claridad. Se ha llegado al momento de la verdad. ( ... )

27 noviembre