Un crimen urbanístico

En relación al artículo aparecido en fecha 11 del actual y bajo el título «La demolición del convento del Sacramento ha sido casi total», envío a usted las siguientes puntualizaciones. Evidentemente, el derribo del monasterio del Sacramento es un crimen urbanístico. Hasta entonces, misteriosamente, nadie tenía constancia de tan importante hecho. No es en esta ocasión la única vez que en este bello edificio se cometen desafueros -me refiero a los últimos tiempos-, ya que en su parte más noble, calle del Pretil de los Consejos, en el ángulo, se abrieron tres horrendos agujeros cuando estas monjitas alquilaron locales a un almacén de ultramarinos. ¿Cómo el Ayuntamiento da permisos en zona monumental a industrias que llevan camiones de gran tonelaje, las ubica en un monumento y en una calle conflictiva, que soporta un tráfico enorme, que ha causado heridos y hasta un niño muerto? Este dejar hacer ha traído la situación larnentable de este derribo ya irreparable. Y no se puede decir que las autoridades que tienen que suprimir estos desafueros son dueñas de una ignorancia supina, son inoperantes las leyes o hay una corrupción lamentable al mediar millones, muchos, en casi todos los desafueros arquitectónicos... Es evidente que en este país pasa, «algo» que no sucede en Holanda, Inglaterra o Suiza.En fin, el monasterio está dañado gravemente. Ahora sólo nos resta preguntar: ¿Cómo se va a construir el solar?... ¿Será un aparcamiento semejante al realizado por el Ayuntamiento de Madrid para sus empleados, cuando se cargó una de las más interesantes manzanas de la barriada?... Tal vez realice algo parecido a lo ocurrido con la casa de Eugenio d'Ors... Que, por cierto, mire usted qué casualidad, igualmente la liquidó el Ayuntamiento de Madrid.