No habrá nuevos presidentes de las diputaciones de Vizcaya y Guipúzcoa

Los señores Unceta-Barrenechea y San Martín seguirán con toda probabilidad al frente de las diputaciones de Vizcaya y Guipúzcoa respectivamente hasta que se convoquen elecciones a nivel de toda la Administración local española.Las vacantes producidas en la presidencia de ambas corporaciones provinciales, con la dimisión de Pedro Arístegui y la muerte de Juan María de Araluce, no van a ser cubiertas por el momento con la elección de nuevos presidentes. Dado el período de interinidad que viven las instituciones actuales parece haberse preferido cubrir los cargos vacantes pasando los vicepresidentes a convertirse en presidentes en funciones.

«No hemos recibido del Ministerio de la Gobernación ningún comunicado en el sentido de que vaya a haber elecciones de presidente», nos manifestaron ayer desde la Diputación de Guipúzcoa. «Y mucho menos se puede hablar de nombramientos desde arriba, porque eso iría contra la Ley.»

Las normas legales vigentes establecen un período de interinidad máximo de un año y todo hace prever que dentro de ese plazo se habrán producido ya las elecciones locales. Esto no impide que de alguna manera haya empezado ya la carrera hacia la presidencia de ambas diputaciones, cargo que puede adquirir mayor peso en el contexto de un régimen administrativo especial.

En este marco se inscriben las sugerencias recibidas por Joaquín Aperribay, ex alcalde de Deva, e iniciador de la campaña contra la central nuclear que pretendía instalarse en esta población para que se presente a la presidencia. En la salida inicial parece probable que contase con el apoyo de los veintiocho alcaldes guipuzcoanos que en los últimos meses se han destacado por su defensa de los intereses populares vascos.

Por lo que se refiere a la presidencia de Vizcaya, el tema no ha suscitado demasiados aspirantes, al menos de manera declarada, aunque no sería extraño que el nombre de Luis Olarra, hombre de reconocidas admisiones políticas, volviera a sonar como en oportunidades anteriores.

En ambas circunstancias, los dos presuntos aspirantes son hombres que aportarían sin duda su talante, más liberal que los actuales ocupantes de los sillones presidenciales, caracterizados por posiciones fuertemente conservadoras.