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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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La Almudena

La Almudena es como la democracia, con perdón. Lo tengo escrito ya otras veces. Ahora ha sido la fiesta de la Almudena en Madrid. O sea que hace cien años pusimos la primera piedra de la Almudena y la primera piedra de la democracia, con la República de Cádiz, y una y otra están sin terminar.-Es que con un millón de parados no hay manera de terminar una obra- dice el parado.

No sé si se refiere a la Almudena o a la democracia. Aquí es que empezamos las cosas con mucha moral, o sea la furia española, pero luego nos emperezamos, nos aflojamos y ni Almudena ni democracia ni República ni más Copas de Europa, que al Madrid ya se lo han pasado por la piedra. Estaba Pilar Trenas cortándome el pelo y en esto que llega una carta de un Garrigues: «Que yo no soy presidente de la Citroën en España, macho, y que hagas el favor de rectificar.»

-¿Tú sabes qué Garrigues es éste, Pilar?

-Yo es que me hago mucho lío con los Garrigues.

-Yo también.

Y en esto que otra carta de otro Garrigues: «Que de eso nada, joven, y que le ruego rectifique lo de la Citroën.» O los Garrigues, que son los Kennedy a la española, tienen cinco secretarias cada uno que les escriben cinco veces la misma carta, o los Garrigues, como son tantos, se han dado todos por aludidos en la alusión a uno solo. Ustedes perdonen y ustedes disimulen, señores Garrigues. A propósito de Kennedy, anda el runrún disparatado de que Carter es un bastardo de los Kennedy. Loca leyenda que empiezan a crearle al presidente nuevo, que va a librarnos nada menos que de la amistad ominosa de Kissinger. Lo siento por Lucerto Tena, que buenos besazos la pegaba, en plan protocolo, cada vez que venía, en El Corral, por detrás de la Almudena.

Me cuenta un académico correspondiente que otro académico, éste de número, don Torcuato Luca de Tena, propuso en la Real Academia que fuesen a ver al Rey en corporación:

-¿Para preguntarle lo de la Almudena?- dice el parado.

-No, en plan protocolo.

Pero ese día no había quorum hombre. Ahora que todo el mundo da para el 20 de noviembre, los Garrigues podían dar una pasta para lo de la Almudena, o sea que hay que terminarla. Es como cuando March dijo que iba a pagarse un teatro de la Ópera, o sea en plan mecenas. O como los catalanes, que se han pagado entre todos una torre de la Sagrada Familia, de Gaudí, lo que no deja de ser una falta de respeto a Gaudí, porque el genio no se suple con el dinero.

-En este país -dice el quiosquero- es que los ricos sólo se gastan el dinero en catedrales, óperas y Sagradas Familias. Luego, la democracia tienen que pagarla los extranjeros del exterior.

Ya veo por donde va. O sea, que si los partidos socialistas están financiados con dinero alemán y demás. Dice que es mentira, pero hoy hace un siglo que pusimos la primera piedra de la Almudena, y un siglo, más o menos, que pusimos la primera piedra de la democracia. Una y otra se han quedado a medias. Lo que prueba que nuestra oligocracia sólo da pastizara para hacer campos de fútbol y que nuestra izquierda festiva no tiene un duro.

-¿Y usted qué cree que corre más prisa?- me pregunta el parado- ¿Terminar la democracia o terminar la Almudena?

-Hombre, son amores diferentes.

Yo creo que Alianza Popular, ya puesta, podía volcar sus afanes y su dinero -o el de sus bancos- en terminar la Almudena, que parece una cosa más propia de ellos, o sea que es lo suyo, para que don Laureano tuviera dónde ir a rezar, ahora que parece que con el Opus ya no se lleva como se llevaba. Y la oposición, desde el bloque democrático de Areilza hasta la rama disidente de Comisiones, podían ponerse a terminar la democracia. Pero verá usted como lo hacen al revés. La oposición querrá terminar la Almudena rematándola con los cebollones del Kremlin, y Alianza Popular querrá terminar la democracia poniéndole por arriba las torres jesuíticas de la Almudena. Con lo que aquí no hay un dios que se aclare hasta el día 20. Te lo prometo.

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