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Giacometti

Blanco sobre blanco

Dice Pierre Beaudry que «la obra de Giacometti es exceso puesto en funcionamiento, resultado siempre violento para el cuerpo y para el espíritu de un trabajo heterogéneo, de un desencajarse permanente de la visión en pugna con la imposible identificación de las Figuras y los(«Giacometti: le déccellement figural», en Change, "La peinture», número 26/27. febrero 1976). En ninguna parte se ve esto tan claro como en sus dibujos. Lo que Beaudry, a partir de problemas de percepción y representación, define como permanente oscilación del escultor entre el deseo de ver y la ceguera, entre afirmación y negación, entre recuerdo y repetición, el dibujo lo evidencia con una llaneza que la mayoría de las esculturas, más espectaculares, no poseen. La Mujer haciendo punto, de 1913, cuando su autor no tenía más que doce años, prefigura ya una determinada actitud hacia el dibujo. El modo como se desgaja el rostro, la limpia frontalidad de la figura, su situación sobre el papel blanco, el trazo, preciso mas operando por ligeros desplazamientos, son características que volveremos a encontrar en sus dibujos posteriores.

Su ansiedad por captar una realidad fugaz, lo obsesivo de su trabajo dibujístico o pictórico a partir de 1940 no quitan para que pueda recoger enseñanzas tan distintas como las de Matisse y Cézanne. La mujer aludida de 1913 ya tiene algo de ambos. Cézanne y su sabiduría de los blancos. La goma de borrar, la tachadura, el blanco en el negro, presentes en ambos, Las enseñanzas de la pintura, del museo. Si Cézanne visitaba constantemente el Louvre, su ideal santuario artístico, Giacometti también sería un asiduode muscos,aunque el libro que recoge sus apuntes en ellos nos lo muestra como garabateado aprisa: más un recuerdo o un rastro para recordar que un verdadero estudio analítico de lo contemplado (los mismos soportes lo indican, páginas de agenda o pedazos de cartón).

La pulsión de muerte que Genêt desvela en Giacometti («¿Dónde están las figuras de Giacometti de las que hablaba, sino en la muerte? De ellas surgen cada vez que nuestra mirada las llama al lado nues tro»), es la gran duda de su dibujo, la vacilación permanente ante la apariencia de las cosas. Lo provisional, el boceto, lo inacabado (una idea manejada también, y de la misma manera angustiosa, por Cézanne en sus cartas), el «no poder salirse» del lío, la acumulación de dificultades ante el motivo, son componentes del dibujo, forman parte de él tanto como el resultado final. El proceso va de lo particular a lo general, y de lo general a lo particular. La repetición compulsiva de una misma realidad toma por objeto lo cotidiano: "empecé a trabajar de memoria"; «ello ha producido objetos que eran para mí lo más próxii-no a ri-lvisión de la realídad. pero rne faltaba lo que sentía para el conjUntO. Una es tructura,. Los trazos, en Positivo 0 en (trazos de la gorna de borrar) van constituyendo un es pacío llusorio soh?e el espacio real ,de la pá-ina. La fl,-ura, el rc)stro/ni,,'isc'ar¿i, corrio en los auto rretratos dibujados de Artaud. aun parecíendo generadores del espa cio que les rodea, son rriás bien el resultado de un trabaJo de inserip ción y de desfase o repetición sobre los primeros trazos. Sería largo (y Beaudi-y lo ha he cho en el texto rriencionado) anali zar rnas en detalle cuál es la !,,énesis y el funcionarri lento de un dibujo (o de una pintura) de Giacometti. 1 ús retratos como los ese sentido apa- 1- n te - q re, i P síón v r~: "n. i de u J,2 ;,'2 COMO U'L_! 0; tr e 1 tr.;rri3 Una rio o urics atrilu, para carpetas se COTIVierten e*n amasijo (le trazo,, precisado poruna jínca más gruesa o vacilante (blanco nbre blanco) bajo la wnia. De la misma rnanera, las montañas de su Suiza natal o unas manzanas casi próximas a Cézaríne.

En lapintura ocurre otro tanto. Superposición de trazos, esgrafiados, pinceladas. Trabajo por aproxirnación, por desencaje. Contradicciones. Represcritación que sobre el espacio real construye otro espacio, ilusorio, de la n~ateria pictórica y de¡ color sordo y, apagado. casi tan sordo y apanido corno el que a¡guna vez recubre torpeniente el bronce (le sus esculturas.

Tanto el dibL~l'aiite corno el pintor tienen una importancia que es se-urarnente mavor que la de¡ escultor. Como ot-ros tránsfugas del surrealismo, amigos suyos o cerca-

C

nos de alguila manera (Balthus,

Klosso~s~ski),pernilte entender a los

que luego en el exceso sentenciarán

la muerte de una determinada fi-

P11 'ón: Bacon,por 'emplo. No

iraci Ci

es casualidad que Gordillo, tino de

!-,k!c,,;tros pintores clave, recuerde

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a las

11 u s o r 10

espacio

c,,íii~idel~'tndose en el blanco.

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