Monseñor Lefébvre,
lejos de haberse reconciliado con la Santa Sede, como se aventuró, aparece cada vez más radicalizado y utilizando un lenguaje progresivamente violento: «El matrimonio entre los hombres de Iglesia y los de la Revolución ha producido frutos bastardos». «El Papa está prisionero de las Conferencias episcopales». son dos de las afirmaciones que hace en la revista romana Il Borghese, ocasión que ha aprovechado también para convocar a los católicos italianos a que constituyan grupos de acción contra el llamado compromiso histórico.
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