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Yugoslavia nos cerró el paso en la última edición

Yugoslavia es rival contumaz de España en las fases de clasificación del mundial. En las dos últimas, españoles y yugoslavos han tenido que enfrentarse en la fase de grupo, fase de la que no pasó España en ninguna de esas dos ocasiones. Desde el año 66 España no acude a una fase final.

El Mundial del 66 se celebró en Inglaterra y su fase final fue la última en la que estuvo presente España. La última vez que consiguió meterse en el paquete de los dieciséis mejores. Aquel Mundial significó la aparición de Pirri en la selección, en una época en la que aún figuraban en la misma hombres que ya están desde hace tiempo en la historia de nuestro fútbol, como Del Sol, Peiró, Suárez y Gento.La fase de clasificación previa al Mundial-70, a disputar en México, nos colocó en el grupo de Yugoslavia. Bélgica y Finlandia. Se trataba determinar los primeros del grupo tras la liguilla. España comenzó con un prometedor empate a cero en Yugoslavia, pero en el siguiente partido pinchó en casa ante los belgas al empatar a uno. En Lieja, devolución de visita a los belgas, había que empatar por lo menos, porque lo contrario significaría quedar descolgados.

El 23 de febrero de 1969 España perdía por dos a uno ante una potente selección belga en la que jugaban hombres importantes como Van Moer, Van Himst y Puis. La derrota fue epilogada por unos desagradables incidentes entre algunos de nuestros jugadores y las fuerzas de orden público belgas, y provocó la caída de Toba, seleccionador, a quien sustituyó el trío Muñoz-Artigas-Molowny, por aquel entonces entrenadores de los tres equipos más fuertes del país: Madrid, Barcelona y Las Palmas. La selección que éstos compusieron ganó, ya sin la menor esperanza, a Yugoslavia en Barcelona, por dos a uno, para después perder, en partido que hizo caer sobre si una impresionante lluvia de críticas, en Finlandia. El último partido de esta fase de grupo fue el primero de la época Kubala y se disputó en octubre del 69, en La Línea. España ganó por seis a cero a Finlandia. Resultado inútil, puesto que la posibilidad de acudir a México se había esfumado meses antes, en Lieja.

El Mundial-74 celebró su fase final en Alemania Federal. Dos años antes, como siempre, comenzó la fase de clasificación. España, de la mano de Kubala, se sentía optimista, porque con el nuevo seleccionador había perdido muy pocos partidos y había alcanzado resultados brillantes, en especial una victoria en Cagliari sobre Italia, campeona de Europa. Yugoslavia y Grecia fueron los rivales de España en la fase de grupo, y las cosas no empezaron nada bien. España y Yugoslavia empataban, en octubre del 72, en Las Palmas. El resultado final fue dos-dos y pudo ser peor para los españoles, que alcanzaron el gol del empate definitivo poco antes del final del encuentro. Después hubo victoria sobre los griegos fuera (dos-tres en espléndido partido) y en casa (tres-uno), y empate sin goles en Zagreb en el trance decisivo.

Como quiera que Yugoslavia también había ganado sus dos partidos a Grecia, se daba lugar a un partido de desempate en campo neutral. El 13 de febrero del 74, en Frankfurt, España perdería por un solitario gol, marcado por Katalinski, y se vería así forzada a ahogar sus ilusiones de estar presente en la fase final. Miljan Miljanic, ahora entrenador del Madrid, era el seleccionador yugoslavo en aquella época. Por España jugaron en aquel partido: Iríbar, Sol, Benito, Jesús Martínez. Uría, Clafamunt, Juan Carlos (Marcial), Asensi; Amancio (Quini), Gárate y Valdez. La prima de 300.000 pesetas por jugador que tenían ofrecida no fue lo bastante (o acaso fue demasiado) para que consiguieran el triunfo sobre los yugoslavos. De aquellos trece hombres, solo uno, Quini, está hoy concentrado a las órdenes de Kubala a la espera del nuevo encuentro con los yugoslavos. Dos años y medio han bastado para una profunda renovación del equipo nacional, que se ha visto coronada hace diez días, cuando Kubala decidió sorprendentemente prescindir de Iríbar, Benito y Sol. Katalinski, autor de aquel gol, estará en el Sánchez Pizjuán mañana y será uno de los hombres más peligrosos del equipo yugoslavo. Es un defensa que sale hacia adelante cuando ve oportunidad y que marca goles con alguna frecuencia.

Dos enemigos de medio nivel

Ahora, España tiene que competir con Yugoslavia y Rumanía por su clasificación para el Mundial de Argentina. Yugoslavia, en principio, parece un tanto más débil que cuando nos dejó fuera del camino. Algunas de sus estrellas se han retirado y la renovación no marcha al ritmo que Toplak, técnico que ocupa ahora el puesto que entonces era de Miljanic, hubiera deseado. Este hombre ha tratado de rejuvenecer al equipo y su último ensayo, en Italia, le resultó mal: perdió por tres-cero ante la selección azzurra que, dicho sea de paso, tampoco es la de otros tiempos, ni mucho menos.

Eso ha obligado a Toplak a dar cierta marcha atrás en la renovación y para jugar contra España este primer partido cuenta con algunos de los hombres de la vieja guardia: Katalinski, Bogicevic, Jerkovic, Oblak, Surjac... En cuanto a Rumania, nunca ha alcanzado el momento brillante que tuvieron los yugoslavos hace algunos años, pero tampoco tiene una selección despreciable. El año pasado España empató dos veces contra los rumanos, en casa y fuera, en partidos correspondientes a la fase de grupo de la Eurocopa, Y se puede decir que los rumanos no demostraron ser gran cosa, aunque cuenten con un par de buenos jugadores sobre cuyo actual momento de forma hay pocas noticias.

Sin embargo, y a pesar de que ninguno de los dos rivales que ahora tiene España son nada especial, no hay garantías para considerar a nuestra selección como favorita del grupo porque, por desgracia, nuestro fútbol también se ha venido abajo. Salvo algunas honrosas excepciones, los mejores jugadores de nuestros mejores clubs han nacido fuera de España y han sido internacionales en otros países, por lo que no cuentan para Kubala. Dentro del grupo general de los hombres que juegan en España, los españoles no pueden componer más que una selección de segunda fila. La cantera española, a fuerza de falta de campos, se ha ido agotando y en el grupo de los concentrados en Sevilla no hay más que un jugador de verdad importante: Pirri.

Los recientes casos de Luis, Adelardo o Amancio, que se han mantenido como titulares en los dos grandes equipos madrileños hasta bien pasados los treinta y cinco años, son significativos. Kubala no cuenta con gran cosa. Esperemos que ni Yugoslavia ni Rumanía se eleven sobre ese nivel medio que se espera que ofrezcan.

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