Al Gobierno le preocupa la coalición de derechas
En el orden interno del Régimen, la preocupación del Gobierno Suárez -que hoy iniciará la confrontación de su reforma ante la institución más netamente franquista: el Consejo Nacional del Movimiento-, parece centrada desde hace días en la coalición de fuerzas de derechas patrocinada por cinco ex ministros y que se configura como alternativa de recambio respecto al actual Gabinete.
Ayer circuló en los medios políticos una versión según la cual los señores Fernández de la Mora, Fraga, López Rodó, Martínez Esteruelas y Silva Muñoz habían replicado el domingo con energía al editorial publicado el día anterior por ABC, no tanto por el contenido del artículo -en el que se mostraba disconformidad con la formación de un Frente Nacional de derechas- como por el hecho de la coincidencia de su tesis con la mantenida en Presidencia del Gobierno. Otro editorial del matutino, publicado ayer, mostraba un propósito de cordializar con los replicantes ilustres.La citada coalición, que ha llegado a atribuirse un 70 por 100 de electores potenciales, conserva gran cantidad de resortes económicos y políticos, como consecuencia de las etapas ministeriales de sus principales protagonistas, así como de sus recientes actividades públicas y privadas, fuera del Gobierno. Para una etapa de transición, antes de que las fuerzas, democráticas tengan tiempo de organizar sus estructuras observadores políticos cualificados estiman como altamente peligrosa para la continuidad del actual Gabinete, la existencia y la pujanza de la Coalición de derechas.
Por lo que se refiere a la oposición que se produce contra el Gobierno desde las áreas -civiles y militares- situadas más a la derecha (y de las que las deliberaciones en el Consejo Nacional del Movimiento sobre la reforma política, que se inician hoy, ofrecerán algunos reflejos), el tono de acuse de recibo o respuesta con que el teniente general Iniesta Cano escribía el lunes al teniente general De Santiago, parecen confirmar la existencia de la carta del dimitido vicepresidente primero del Gobierno, de la que dábamos cuenta el pasado domingo.
En cualquier caso, y coincidiendo con la carta abierta del teniente general Iniesta Cano -publicada en El Alcázar, que ayer volvía a arremeter contra la reforma sindical-, el paso atrás del Gobierno, tras las últimas fricciones, se instrumentó a través de la utilización del proyecto de ley como vía de la reforma sindical, -con lo que se elimina la propuesta del ministro De la Mata de evitar que las instituciones vigentes conocieran y decidieran sobre el giro copernicano que parecía proyectar para el sindicalismo español.
En la esfera militar, al menos en lo que ha aflorado a la superficie, la palabra unidad, pronunciada con énfasis por el ministro del Aire, ante el vicepresidente Gutiérrez Mellado y cinco miembros más del Gobierno, incluídos todos los militares, parece alejar los riesgos de escisiones. Las palabras del propio almirante Pita da Veiga contra el estéril revisionismo histórico de posiciones ideológicas, perdieron fuerza ante el reforzamiento de la unidad en boca de su colega del Aire, ante la Plana Mayor de los tres Ejércitos.
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