Expectativas de paz en el Líbano

ENVIADO ESPECIAL Beirut se levantó ayer más tranquila, después de una noche donde las ráfagas de ametralladoras escasearon y los morteros no sonaron por primera vez. La zona Oeste de la capital, donde vivo, está controlada por las fuerzas palestino-progresistas.

El aspecto de las calles cambia totalmente por el día: durante la noche, como la electricidad está cortada, la oscuridad es total. Con la claridad del día aparecen los mercadillos puestos donde los habitanes bajan a comprar sus productos, algunos de los cuales escasean, como ocurre con el jabón y los detergentes.

El presidente Soleimán Frangie transformó en hombre fuerte del Gobierno a Camille Chamun, que va a ostentar tres carteras ministeriales: Asuntos Exteriores, Interior y Fuerzas Armadas, aunque como él mismo acaba de reconocer, no tiene ningún soldado a quien mandar.

La reacción desfavorable a este reajuste ministerial no se hizo esperar ya que puede dejar con las manos atadas al presidente electo Elias Sarkis, que debe asumir el poder el próximo día 26. Los sectores palestinos y musulmanes han expresado sus dudas sobre las posibilidades de este cambio y su influencia positiva en el conflicto.

Esta reorganización ministerial fue objeto de debates ayer en la localidad de Chtaura, vecina a la frontera siria, entre Yasser Arafat, Elias Sarkis, y el enviado especial del presidente sirio, coronel Adnan Dabbaga, ministro del Interior. Los palestinos estarían dispuestos aceptar el alto al fuego, pero no a entregarse maniatados a sus antagonistas, que en estos últimos meses les superan en número y armas. Por su parte, los sirios han desistido de llegar a Beirut y prefieren estacionarse en la llanura de la Bekaa, la más fértil del Líbano.

En las conversaciones aludidas de Chtauras se fijará el calendario para la próxima semana. Caso de ser satisfactorias, el domingo tendría lugar una reunión cumbre en Damasco entre Siria, Líbano y los palestinos. Caso contrario, los combates podrían volver a reanudarse.