El clima político francés puede dificultar el plan económico
Raymond Barre, primer ministro francés, apenas desveló anoche, en la TV, el plan contra la inflación que presentará definitivamente en el Consejo de Ministros el próximo día 22. Por otra parte, el líder de la mayoría, J.J. Servan-Schreiber, propietario del semanario L'Express, en un pequeño folleto de 61 páginas -«el arma de la confianza»- ofrece un plan contra el cáncer inflacionista que atrae la atención de los especialistas.Un tercer elemento perfila igualmente la gran batalla del giscardismo contra lo que los responsables consideran el mal número uno del país: se trata del delicado clima político en que «el caballero de la austeridad», Barre, tendrá que moverse para conseguir el triunfo de su estrategia.
Ayer, el primer ministro confirmó que en 1976 no «tocará» los salarios, pero señaló que a partir del año que viene, «la política contractual tendrá que contar con las condiciones generales de la economía». Barre se dije. partidario de una acción «continua y global» contra el alza de precios y no de «gestos» espectaculares.
Servan-Schreiber presenta en su libro un plan completo de lucha contra la inflación, en el que se encuentran todas las coordenadas del problema: causas, fracasos anteriores, diagnóstico, soluciones políticas y económicas, todo dentro del régimen actual, se entiende.
En definitiva, para el diputado de Nancy, la raíz del problema económico y financiero es político, y no se conseguirá nada «mientras una renovación política radical no doblegue los dos escándalos que, entre otros, bloquean todo acuerdo las desigualdades y el fraude fiscal».
Estos son los dos problemas que la semana pasada plantearon a Barre los sindicatos. Servan-Schreiber propone esencialmente dos soluciones: creación de un impuesto sobre el capital y reforma del impuesto sobre las sucesiones.
La mayor parte de los comentaristas opinan, además, que a menos de dos años de las elecciones legislativas (de no ser adelantadas), es una quimera, como parece que pretende el primer ministro, intentar un consenso social en un país que, quiérase o no, está dividido en dos mitades. Sólo una política de justicia social, paralela a la «austeridad», creará el clima de confianza nacional necesario para el éxito de «la acción continua y global », anunciada anoche por el primer ministro,
Jacques Chirac, anteayer, al reaparecer en público, haciendo un «llamamiento» a los franceses, para recordarles que en las próximas legislativas tendrían que escoger entre una «sociedad liberal y el colectivismo», ha iniciado de hecho la campaña electoral, que no facilitará los planes del primer ministro. Ayer, el director del vespertino independiente Le Monde, en un comentario sobre esta cuestión, opinaba, como otros muchos, que la única solución económica francesa la aportarán las elecciones legislativas.
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