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El baile y la comunicación

En la pasada semana recorríamos la historia del rock en uno de sus aspectos más curiosos: el de los cambios que produjo en los lugares de presentación de los artistas, y cómo estos lugares fueron, a su vez, adaptándose a la evolución hacia lo pop y lo underground. Ya comentamos que la aparición de la discoteca fue fundamental en ese desarrollo. Hoy vamos a referirnos más extensamente a los sistemas de relación que se usaban en esos lugares, y más concretamente a los bailes, como elementos de conexión directa entre los artistas y sus espectadores.El impacto que produjo el rock en el público provocaba reacciones inmediatas, físicas, que sobre la base de unos elementos rítmicos de la interpretación conducían al inmediato nacimiento de un baile, como movimiento sujeto a una medida de tiempo. La necesidad de acuerdo de la pareja hizo aparecer los pasos convencionales del rock que, la verdad, no era un baile muy fácil. Empujado por la popularidad de la música, el rock-baile se difundió ampliamente por el mundo. La universalidad de esa música no llegó nunca a alcanzarla. E incluso, poco a poco fue quedando relegado a un segundo plano, conforme lo pop iba tomando fuerzas y los baladistas se hacían dueños de las listas en los finales de los años 50. En aquellos momentos, tras la aparición de, la discoteca como entorno, de la música pop como resultado sófisticado del rock y con un poquito de las raíces negras que éste había tenido encuentra un ideal caldo de cultivo un baile: el twist

En su música no era nuevo, puesto que el tema, llevado a la fama por Chubby, Checker, había sido escrito y ya editado unos años antes por Hank Ballard, sin que se tuviera, ni de lejos la repercusión popular que iba a alcanzar. The twist fue dos veces número uno en las listas americanas, caso único en la historia del disco pop, con una separación de meses. El twist congregó a la gente dentro de las discotecas, convertidas en centros de la danza y de las nuevas reuniones sociales. Nadie faltaba a esos lugares de moda, donde los jóvenes pop no eran tan violentos como los rockers. La generación adulta se vio aceptada, pagando en buen dinero su diversión de voyeurs de minifaldas en las discotecas de todo el mundo. Como concesión recibió también poder bailar el Vals del emperador a ritmo de twist. Y, como «Ia moda es lo que se pasa de moda», no bien éste hubo invadido hasta las selvas tropicales (en sus clubs de blancos, naturalmente) comenzaron a surgir nuevos ritmos, para bailar. El pre-beatleiano Hey baby de Bruce -Channel sirvió para inventar el madison que los franceses adoptaron rápidamente. Y con Dee Dee Sharp, el mashed polaloes; y luego el hully-gully, y el pony y el monkey, slop, frug jerk, etc...

Todos éstos de invención americana con algunas aportaciones europeas, sobre todo francesas. En España, un auténtico fenómeno social de los bailes lo constituyó la, yenka-,deTony y Charlic, uno de los discos más vendidos en la historia de nuestro país, y versión, en plan subdesarrollo,de lo que ocurría en el mundo.

Luego, los Beatles armaron el taco y nadie sabía cómo demonios bailar aquellas cosas, sobre todo cuando llegó el Sargent's Pepper que dejó a todo el mundo sentado, en todos los sentidos de la palabra. Y con la nueva música, la discoteca se convirtió en lugar de relax y viaje. La alegría desenfrenada y orgiástica daba paso a la felicidad de la contemplación interior: el espectáculo estaba dentro de los espectadores. El humo sospechoso que inundó las discotecas atrajo a la Brigada de Estupefacientes más que a los ejecutivos, y como es lógico, ésta a su, vez ahuyentó eficazmente a la gente in y hippy, incluso a los pacíficos del flower power...

La euforia del movimiento juvenil buscaba nuevos lugares donde concentrarse, y en la vana ilusión de hacer rápidamente un mundo nuevo se reunieron más de medio millón en Woodstock. Monterrey, Woodstock, Wight y Hyde Park funcionaron, como tantos otros, pero AItamont se encargó de cerrar el camino a estos festivales monstruos como nuevo camino para las posibilidades de reunión social en torno a la música joven. Había que volver bajo techo. En las discotecas, mientras tanto, el hortera había inundado los rincones y las mesas principales donde antes se sentaba la gente in. La música había descendido de calidad y si antes, los disqueros luchaban entre sí en competencia por la última novedad musical, ahora se conformaban con sacar, gente a la pista a través del truco mil veces repetido y aburrido. Por si fuera poco, los empresarios, para cubrir el bache y atraer la atención del público cambiaban totalmente, el sentido de las discotecas (de «,disco») contrando actuaciones en directo de artistas importantes al principio, y vulgares finalmente, cuando sedieron cuenta de que casi lo mismo llenaban los unos que los otros.

Raices

Y ya en los años 70 la sensación es de nuevo, volver a las raíces.. Un ingeniero de mezcla, Tom Moldawn comienza a trabajar en sus discos subrayando la línea del bajo la batería del címbalo y el bombo, abriendo el sonido de la sección rítmica. Ese simple descubrimiento, usado en el momento justo ha vuelto a poner en marcha el negocio de los millones de dólares lanzado el disco sound y ha vuelto a llenar las discotecas. El sonido Philadelphia ha sido el padre la esta corriente, debiendo lo suyo desde luego a los trabajos más progres de la Tamla y al Isaac Hayes de Menphis. Casi todo el trabajo lo han llevado a las espaldas productores Kenny GamLeón Huff y el estudio de grabación Sigma Sound. Y al recordar, ahora, la vuelta a los lugares cerrados, a la discoteca, no hay más remedio que volver la vista también a Philadelphia, que fue donde nació el movimiento de endulzar el rock á través de Fabián, Frankie Avalon, Bobby Ridell y donde también el twist, Chubby Checker.

Como decíamos en el artículo anterior estamos con una serpiente que se muerde la cola en el mundo de la música ligera de los jóvenes. Volviendo constantemente a las fórmulas de éxito faltos de la inspiraión necesaria para hacer otro intento, para dar otro pao adelante.

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