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Un Gobierno de equilibrio al servicio directo de Giscard

El nuevo Gobierno francés se reunirá en la mañana de hoy sábado por primera vez, en el palacio del Elíseo, después de la formación, a última hora del día de ayer, del gabinete Barre.La característica esencial de este Gobierno, compuesto por 17 ministros y 18 secretarios de Estado, destacada desde los primeros momentos por la mayoría de los observadores, aludía al «presidencialismo» del régimen que ya ha venido determinando la política giscardiana hasta el nombramiento, anteayer, del sucesor de Chirac, Raymond Barre, a quien se le sigue considerando, con o sin razón, como un «jefe de Estado Mayor», especializado en economía.

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El Gabinete Barre

Según declaró anoche Barre, la composición de su Gabinete la hizo teniendo en cuenta las diversas formaciones de la mayoría gubernamental, todas ellas representadas. Los republicanos independientes, partido del presidente, la UDR, gaullista, y los radicales, a la vista. Del nuevo Gobierno, salieron de la crisis sin grandes modificaciones respecto al gabinete Chirac. Los gaullistas, como antes, tienen cinco ministros. Son los centristas, de Lecanuet, los disminuidos, ya que él es el único ministro y sólo cuentan con dos secretarios de Estado.En total, sólo han entrado cinco ministros nuevos. De los salientes, el más destacado fue Sauvagnargues, titular de la cartera de Asuntos Exteriores. De los entrantes los cinco ofrecen una personalidad significativa para «colorear» políticamente el Gabinete y para comprender el nuevo «equilibrio» del giscardismo. En primer lugar, destacan los nombramientos de los gaullistas «históricos» Olivier Guichard y Robert Boulin. El primero será uno de los «tres grandes» ministros de Estado, con Lecanuet y Poniatowski. Ocupará el Ministerio de Justicia. Guichard está considerado como uno de los fieles del gaullismo. Fue colaborador constante del general, ocupó varios Ministerios con los dos antiguos presidentes de la V República y pasa por un estratega electoral refinado.

Los gaullistas no harán la guerra Boulin, encargado del Ministerio de las relaciones con el Parlamento, diputado, gaullista ortodoxo, también fue ministro con De Gaulle y Pompidou. Tanto él como Guichard, durante las elecciones presidenciales de 1974, defendieron la candidatura de Chaban Delmas contra Giscard, sostenido por el entonces «diabólico» Chirac. Parece que el presidente de la República, ahora, no ha tenido inconveniente alguno para jugar el «antichiraquismo», con vistas a «calmar» a la UDR, que, por su lado, se reunirá esta misma mañana del sábado para pronunciarse ante la nueva orientación del régimen. Las declaraciones de otros gaullistas eminentes, como Alain Peyrefitte, que declinó un puesto ministerial, dejaban entender anoche que los gaullistas, de momento al menos, no le harán la guerra a Giscard.

Pierre Brousse, nuevo ministro de Comercio, senador, significa el relativo éxito de la «apertura a la izquierda», pretendida por el señor Barre. Brousse pertenecía a los radicales de izquierdas, integrantes de la Unión de la Izquierda, pero los abandonó en enero último, para ingresar de nuevo en el Partido Radical Tradicional. El nuevo ministro de Trabajo, señor Bellac, ha pasado los últimos veinte años de su vida como segundo del director general de la casa Renault, dato que en los medios sindicales pudiera interpretarse con reservas.

El sustituto de Sauvagnargues, en Asuntos Exteriores, Louis de Guirinaud, es un diplomático de carrera, de 65 años, que fue representante de Francia en las Naciones Unidas, embajador en Japón y que intervino activamente en la organización de la conferencia, Norte-Sur. Fue entonces, parece ser, cuando intimó con Giscard. Los observadores concluyen que, como ya es costumbre en la V República, la diplomacia será dirigida desde el palacio del Elíseo.

Más político que técnico

Otro dato político importante: la nueva organización del Ministerio de Finanzas. El primer ministro, Barre, será también ministro de Finanzas, Para ayudarle, en el plano político, nombró como ministro delegado de Finanzas, a Michel Dourafour, antiguo ministro de Trabajo, hombre, como Barre, a quien se considera «entregado» al presidente de la República.

Ha desaparecido la secretaría de Estado de la condición femenina y su titular, Francoise Giroud, fue nombrada secretaria de Estado de la Cultura, puesto que implica igualmente la «tutela» de los medios de información. La señora Giroud ha sido directora del semanario L'Express y, en este sentido, teniendo en cuenta su calidad reconocida, fue acogida con ciertas esperanzas.

También ha desaparecido el portavoz del Gobierno. El hecho se resalta y se significa, igualmente, como un signo del presidencialismo beligerante. En lo sucesivo no habrá conferencia de prensa al final de los Consejos de Ministros.

La información dependerá directamente del palacio del Eliseo, que dará a la prensa los comunicados oportunos.

Siguen como ministros, en sus mismos puestos, Poniatowski, en el Interior, Simone Veil, en la Salud, Bourges en la Defensa y Ornano en la Industria. El señor Fourcade fue degradado, pasando a ministro del Equipamiento. El señor Lecanuet será, en lo sucesivo, el ministro de la Ordenación del Territorio y del Plan, que antes dependía del ministro del Interior y del ministro del Comercio Exterior. Y Galley pasa a la cartera de Cooperación. El Gobierno, globalmente, se calificó anoche de más político que técnico, pero a las órdenes de un primer ministro, «más técnico que político» y, a su vez, ordenado directamente por el palacio presidencial.

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