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Con la liberación de Spínola se produjeron cambios importantes en la estructura militar

Al mismo tiempo que el ex general Antonio de Spínola abandonaba la prisión de Caxias, y pocas horas después de que la Asamblea de la República aprobase el programa del Gobierno, el Consejo de la Revolución decidió importantes alteraciones de la jerarquía militar.

En una conferencia de prensa realizada ayer por la mañana, el portavoz del Consejo, capitán Sousa e Castro, dio a conocer un largo comunicado cuyo punto más importante se refiere a la distinción entre cargos «militares» (con mando en tropa) y «político-militares» (consejeros de la revolución). En virtud de esta distinción los consejeros que acumulaban cargos de estos dos tipos tuvieron que «escoger». Así, el general Pinho Freire y el brigadier Pires Veloso eligieron los cargos que actualmente desempeñan: jefe de la primera región aérea y comandante de la región militar del norte, respectivamente. En virtud de ello dejaron de formar parte del Consejo de la Revolución. Estos dos oficiales estaban considerados como integrantes del ala moderada del Ejército.Por su parte, Vasco Lourengo, Pezarat Correia y Franco Charais eligieron lo contrario: seguir perteneciendo al Consejo de la Revolución, con lo que perdieron sus cargos de comandantes de las regiones militares, Lisboa, sur y centro, respectivamente.

El Consejo, sin embargo, decidió que Vasco Lourengo, además de continuar en el Consejo, desempeñara el cargo de «gobernador militar de Lisboa», que es considerado de naturaleza «político-militar». Estos tres oficiales pertenecen a la izquierda militar, y son además miembros fundadores del «grupo de los nueve».

A primera vista estas sustituciones representan una victoria del general Eanes que ha tomado la iniciativa, en detrimento tanto de la izquierda como de la derecha militar. Deberán ser nombrados los comandantes de las regiones militares centro y sur, y cuando este nombramiento se realice, «según la tendencia de los nuevos titulares», tendremos la contestación definitiva.

Por otro lado, otros dos oficiales de gran importancia como el general Galvao de Figueiredo (hasta ahora vicejefe del Estado Mayor del Ejército) y el brigadier Duarte Silva (hasta ahora director del arma de Caballería), han sido nombrados para cargos en Azores (ministro de la República) y Madeira (jefe de la región militar).

Evidentemente, estas decisiones descienden la importancia «político-militar» del Consejo de la Revolución, y suponen una remodelación profunda del espectro militar portugués, con la intención, según declaró Sousa e Castro, de «terminar con la contestación en el seno del Ejército».

Esta contestación se hacía sentir especialmente en la región militar Sur por parte de oficiales contrarios a Pezart Correia y en menor medida en el centro, en relación con Franco Charais.

En todo caso, el Consejo queda más fortalecido por la izquierda, mientras que desde el punto de vista militar es el ala moderada la que lleva las de ganar. No obstante, es el general Eanes el que aparece como triunfador de la jugada porque los sustitutos serán nombrados por él.

El tema está también relacionado, con la liberación de Antonio de Spínola, del que el portavoz del Consejo de la Revolución indicó que «ya no pertenecía al Ejército portugués» y que era un «ciudadano civil», pues había sido expulsado del Ejército como consecuencia del golpe contrarrevolucionario de 11 de marzo de 1975».

Oficialmente, Spínola ha sido liberado porque el juez de la policía judicial militar consideró que «había falta de indicios de culpabilidad en relación con el intento de golpe de Estado de 11 de marzo». Sin embargo, un comunicado del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas indica que «hay fuertes sospechas de responsabilidad en las actividades del MDLP y de un intento de adquisición de armas con objetivos ilícitos».

La investigación continuará pero estas sospechas «no fueron consideradas en las diligencias».

Por detras, además de las inevitables presiones, existen algunos trucos jurídicos que conviene resaltar. Según nos han explicado fuentes solventes, Spínola estuvo tres días en Nueva York esperando precisamente la entrada en funciones de un juez «más benévolo» en la interpretación de la ley y a sabiendas de que el sumario sobre el MDLP no estaba preparado.

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