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Miles de mujeres piden la desaparición del IRA

Juan Cruz

La muerte de tres menores durante los últimos incidentes ocurridos en Belfast ha impulsado a un grupo de 5.000 mujeres de las áreas católicas de la capital del Ulster a firmar una declaración en la que piden la desaparición del IRA provisional de las zonas en las que ellas viven. Para mañana, estas mujeres han organizado una manifestación que, según dijeron, podrá dar una idea exacta de los sentimientos que hay en la población respecto de la campaña de violencia que el IRA mantiene en la provincia.

La actitud de estas mujeres es especialmente significativa porque denuncia la falta de apoyo que parece tener ahora el IRA en las zonas donde tradicionalmente podían ocultarse sus miembros, terroristas o simpatizantes. El rechazo expresado por la comunidad católica a raíz de los últimos incidentes hace pensar que en cierto modo el IRA provisional está acorralado, lo que a partir de ahora puede hacerlo todavía más temerario. Los recientes enfrentamientos entre el Ejército y los militantes de los provisionales son una muestra de que estos últimos están decididos a llevar hasta sus últimas consecuencias su declaración de guerra contra lo que ellos llaman «las fuerzas de ocupación inglesas». Si sus propios compañeros de religión les niegan su apoyo en las áreas donde hasta ahora han podido desarrollar sus actividades, quizá se desplacen a otros sectores y se concentren en lugares donde no se han levantado los sentimientos que afloran en Belfast en este momento.

Se intensificaría el terrorismo

Se tiene también la impresión de que los terroristas no están dispuestos a dejar sin cumplir las amenazas que han hecho en el pasado. Una de ellas es la que anuncia un incremento de sus campañas en todo el territorio británico si el Gobierno de Londres no anuncia cuanto antes su intención de retirar el Ejército de la provincia.Los últimos incidentes ocurridos han dado ocasión para que protestantes y conservadores, en especial, expresen su preocupación por la falta de actividad que el Ejército muestra ante las acciones de los terroristas. Desde aquellos sectores, fuertemente unionistas, se pide que el Gobierno británico aproveche la buena disposición que tiene ahora el Eire para combatir el terrorismo y lance una ofensiva que acabe con el IRA provisional de una vez para siempre.

El Gobierno de Londres sabe, porque el IRA lo ha dicho repetidamente, que una operación de esa escala desembocaría en un terrorismo imparable e impredecible. Hace unos días, como un aviso, hubo un atentado en Londres de mínimas consecuencias. Desde marzo no había habido en esta capital ningún brote terrorista. La semana pasada, la vicepresidente del Sinn Fein provisional, Maire Drumm, ahora en la cárcel, dijo que sus partidarios destruirían Belfast y otras ciudades inglesas si el Gobierno persistía en su intención de acabar con los católicos que luchan por un Ulster republicano e independiente. La amenaza de Drumm, hecha para poner de relieve que seguirían buscando un estatuto de preso político para los terroristas del IRA, sigue en pie, aunque su autora se halle en prisión.

Esa circunstancia es la que hace que el Gobierno inglés no haga demasiado caso de las proclamas protestantes, contrarias a la aparente ineficacia del Ejército en su lucha contra el terrorismo. El Ejército, dijo ayer un miembro del Parlamento, está en el Ulster para defender a toda la comunidad, y no sólo a la comunidad protestante frente a la católica.

El Ejército -unos cinco o seis mil soldados que hay en la provincia- siguió ayer en estado de alerta para prevenir los incidentes que pudieran producirse en el transcurso de la «marcha de los jóvenes aprendíces» de Londonderry. Esta marcha, que conmemora una fecha importante en el calendario de los unionistas, trajo consigo hace siete años la situación de violencia más grave que se ha producido en el Ulster y que obligó al Gobierno británico a desplazar allí a sus militares. En el contexto que la marcha se ha celebrado este año, podía pensarse que de nuevo se iba a repetir la dramática historia del «domingo sangriento de Londonderry». Sin embargo, al menos hasta el instante de despachar esta crónica, los incidentes habían sido mínimos.

Un dato político a añadir a la crisis que padece la provincia tendrá que deducirse del nombre del nuevo secretario de Estado para los Asuntos del Ulster, Merlyn Rees, el actual representante del Gobierno británico cara al territorio, podrá ser nombrado muy pronto ministro del Interior, en sustitución de Roy Jenkins, que dimitirá en septiembre para hacerse cargo de la presidencia de la CEE. Jenkins fue el responsable de la actual ley antiterrorista y Rees ha sido el que ha promocionado los contactos de sus subordinados con miembros del Sinn Fein para lograr una tregua que jamás se ha podido cumplir.

Rees ha sido también, al menos aparentemente, el que ha decidido que el Ejército se mantenga en lo posible al margen de los conflictos sectarios, a pesar de lo cual, en los últimos tres días, directa o indirectamente, los soldados han participado en la muerte de cuatro personas, tres de ellos menores de edad.

Se dice ahora que, en las actuales circunstancias, el sustituto de Merlyn Rees podrá dar la clave para entender cuál va a ser el futuro de la provincia más ensangrentada de Europa.

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