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Diálogo, una de sus palabras favoritas

"Diálogo es una de las palabras favoritas de la Reina Sofía. Una palabra que para ella significa contacto humano, una visión del interior de los corazones y de las mentes de personas de distintas creencias». El periodista norteamericano Dan Kurzman escribe estas líneas en un artículo titulado La Reina Sofía y su amor por el diálogo que fue publicado ayer, lunes, por el diario vespertino de la capital federal The Washington Star."Para ella, continúa el periodista, el diálogo es una ventana a la verdad y una puerta hacia la demoracia. Un objetivo que esta nación se esfuerza en conseguir después de 40 años de dictadura».

El artículo comienza compañando las figuras de Isabel la Católica, «una reina que no sólo envió a Colón a un viaje que cambiaría el curso de la historia, no que decretó también la expulsión de los judíos de España», de la Reina Sofia, que fue la primera figura real que visitó una sinagoga desde la expulsión decretada por Isabel la Católica.

«No veo esto en términos históricos -manifiesta la Reina-, me gusta dialogar con la gente de todas las religiones y fiosofías. Es, sencillamente, una cuestión de un ser humano que intenta conocer a otros».

Para intentar conocer a los sees humanos de todos los estratos le la sociedad española y también de las sociedades extranjeras -escribe Kurzman-, la Reina zude a la universidad. Le gustan especialmente las mesas redondas y los seminarios en que estudiantes y profesores intercambian ideas. La Reina escucha atentamente y expone sus puntos de vista, que el resto de los estudiantes no temen contradecir.

«Mis compañeros de clase me tratan con cierto respeto por lo que represento, pero me hablan como si fuera uno más de ellos», dice la Reina. «Hablamos principalmente del curso, pero también acerca de sus problemas personales. Me piden, por ejemplo, que intervenga en una disputa que pueden tener con su profesor. Y yo intento ayudarles si puedo.

El estudio del judaismo, continúa el diario norteamericano, es una parte del curso de humanidades al que asiste la Reina. «Estamos aprendiendo a definir e integrar sistemáticamente los objetivos la civilización, explica la Reina. Con estos conocimientos el hombre puede encontrar mejor su libertad individual y vivir una vida de gran dignidad».

Tras señalar que la Reina Sofía rechazó la oferta del director del curso de humanidades, doctor José de Solas, de darle las clases en el Palacio de la Zarzuela y que expresó su deseo de ir a las aulas como cualquier otro estudiante, el periodista recoge estas palabras de la Reina: «Veo el curso como una oportunidad para dialogar con los estudiantes, con quienes no tendría normalmente ocasión de encontrarme».

Kurzman se extiende en detalles sobre la situación de los judíos en España y recoge una anécdota contada por el rabino de Madrid, Benito Garzón, con ocasión de un almuerzo al que asistieron profesores y estudiantes del curso de humanidades. El rabino pidió, en observancia de la religión Judaica, un plato de verduras. La Reina pidió el mismo plato. Y Garzón dice: «La Reina no quiso que yo fuera el único en comer un plato especial. Y pensar en que hace sólo quinientos años ... »

La muy favorable imagen de la Reina, concluye el periodista, está jugando un importante papel en la popularidad de su marido, según muchos observadores. Mucha gente piensa, según un alto funcionario, que si una persona tan encantadora como la Reina puede vivir con el Rey, él debe ser un hombre excelente.

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