Una buena novela cinematograffica
Tarde de perros, de Patrick Mann. Madrid. 1976.
El best seller es, hoy, toda una categoría internacional (de novelas, cuyo alto índice de ventas constituye su mejor cualificación, al mismo . tiempo que su atractivo más importante.
Existen besi sellers muy bien escritos, pero no es el caso más abundante ni necesario, porque esta clasificación poco tiene que ver con la literatura y sí con las inudables capacidades del público medio para absorber relatos bien urdidos, con personajes apasionantes y situaciones insólitas. Está claro que el best seller de hoy no podrá ser elmismo de mañana, ni tampoco el del pasado, a excepción hecha de unos cuantos títulos, presuntamente eternos, destinados sobre todo a los niños o a los estudiantes. Esta Tarde de perros de Patrick Mann es un best seller bien escrito y magníficamente urdido, que nace ya inseparabiemente unido a su adaptación cinematográfica' firmada por Sidney Lumet, exhibida ahora en casi todos los países', 1 ncluso el nuestro. Estas simbiosis entre cine y literatura suelen darse en la clandestinidad, antes de la edición de los textos gracias a una fortísima red de delaciones internas que dan el soplo a los productores sobre cuál de los proyectos editoriales que se están cociendo puede originar una película comercial, o sea, otro bestseller cl . nematográfico. Pese a estas limitaciones en su dudosa legitimidad nos encontramos ante una novela espléndida, donde el atraco a un banco se convierte en el pretexto para realizar una crítica feroz a los valores de la vida americana y a sus enfermedades básicas. Los per sonajes son más exóticos de lo acostumbrado y el diálogo -traducido, demasiado literalmente- es duro, agresivo y cotidiano. Lo me.jor de esta novela es que resiste y supera las comparaciones con la película que ha originado, porque constituye una original meditación sobre los orígenes de la violencia ambiental en Estados Unidos.
Babelia
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