El Tercio Terol se encuentra ya dentro del "Plan de urgencia"
En la mañana de ayer el delegado de Relaciones Sociales del Ayuntamiento, Antonio Cortina, y su secretario, señor Pacheco, visitaron, acompañados de numerosos vecinos, el barrio del Tercio Terol. A su llegada, el señor Cortina manifestó que el Tercio Terol se encontraba ya en el plan de urgencia y que en breve se comenzarían las obras de limpieza, desratización, acomodación de la zona y pavimentación de las calles con saneamiento. En la visita, que terminó sobre las doce y media, se le enseñó el seto que impide el ensanchamiento de la calle Vía Carpetana, tema sobre el que el delegado declaró que aquello era absurdo y que constituía un basurero; expresó a su vez que a primeros de septiembre daría una respuesta a los vecinos acerca de cuál era la verdadera propiedad de ese, trozo de terreno que constituye una amenaza y un estorbo para el vecindarioA continuación, el señor Cortina visitó las chabolas de Jauja y Las Cuarenta Fanegas, zona que, al parecer, es propiedad del presidente de la Hermandad de Labradores y Ganaderos de Carabanchel, con quien prometió hablar. Poco después, en la calle de Julio Amor, donde residen 18 familias en chabolas y casas bajas, el señor Cortina penetró en varias de las viviendas y los inquilinos le dijeron que no tenían agua y que habían pagado alrededor de 3.500 pesetas al Ayuntamiento para que éste metiera el alcantarillado. Ante estas quejas, prometió la inmediata instalación del agua, hecho que hasta la fecha no se ha realizado. Los habitantes de las chabolas también expusieron al delegado la imposibilidad de vivir por la humedad existente, la falta de agua y la abundancia de ratas, que hace poco tiempo mordieron a una niña en la oreja.
En el descampado que existe entre las calles Alférez Juan de Usera, Matilde Hernández y Toboso, los vecinos que acompañaban al señor Cortina le manifestaron que estaba prevista la urbanización del terreno pero que hasta el momento no se había realizado ningún tipo de preparativos.
Finalizando el recorrido, Antonio Cortina mostró gran interés por los terrenos existentes entre el paseo de la Ermita del Santo, Arroyo Valdecelada, calle del Gorrión y Parque de San Isidro, ocupados por numerosos grupos de chabolas y abundantes escombros, expresando la necesidad de arreglar el terreno y aprovecharlo para la ampliación del parque. Se comprometió que a primeros de septiembre realizaría una visita conjunta con los delegados de Obras, Saneamientos y Urbanismo, deseando solucionar este problema, a ser posible, antes de que llegase el invierno.
Por último, el señor Cortína visitó el albergue de San Martín de Porres, dirigido por cuatro dominicos, con una capacidad para 170 personas, en el que por veinte pesetas pueden cenar, dormir y desayunar. Alabó la labor llevada a cabo por estos hombres que no reciben ayuda estatal.
Al final de la visita, el delegado de Relaciones Sociales, en un pequeno coloquio mantenido con los vecinos, resaltó su voluntad de introducir todo lo que pudiese en el Plan de Urgencia, dejando el resto para realizar lo más rápidamente posible. «El alcalde -agregó- es un hombre dinámico y comprometido para resolver la problemática de Madrid en todas sus zonas próximas al núcleo.»
Los vecinos se quejaron en el curso de la entrevista de que los agentes municipales hubieran arrancado los carteles que anunciaban la visita del delegado, considerando que no se debería permitir eso mientras existen problemas tan graves como el de las ratas.
Como última petición, la vecindad solicitó al señor Cortina un terreno del Ayuntamiento para instalar el local de la asociación, estando ellos dispuestos a conseguirlo con sus propios medios.
El señor Cortina pudo comprobar, además, cómo las familias dormían al aire libre por la falta total de espacio, agravándose el problema en el invierno.
«El pazo de la muerte» fue también motivo de preocupación para el delegado, pues hasta el momento se han registrado ya en él tres accidentes mortales.
A medida que se hacía el recorrido, vecinos afectados por la infraestructura del barrio salían al encuentro del señor Cortina exponiéndole sus quejas: «Queremos casas», «no tenemos agua», «aquí hay un nido de ratas», que son, en suma, las principales preocupaciones de los habitantes.
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