"En Portugal no es posible una democracia de tipo europeo occidental"
Enigmático, inflexible, sagaz e imaginativo, Alvaro Cunhal, secretario general del Partido Comunista Portugués, es una de las personalidades peor conocidas del país vecino. Sus intervenciones y la estrategia global de su partido, que gobierna con mano de hierro, han provocado todo tipo de polémicas y malentendidos. Sus posiciones prosoviéticas y antieurocomunistas hicieron que muchos le calificaran como el «ojo de Moscú en Lisboa», lo que, por otra parte, tampoco niega Cunhal.Francisco Velázquez, corresponsal de EL PAIS en Portugal, ha mantenido una larga conversación con el líder comunista, en la que éste defiende posiciones, aclara determinadas frases de otro tiempo, y señala cuál debe ser a su juicio el rumbo de la
P. ¿Cómo interpreta el PCP los resultados de las elecciones presidenciales? ¿Cree que los votos obtenidos por el comandante Otelo Saraiva de Carvalho (extrema izquierda) suponen una disminución del electorado comunista?
R. En el resultado de las elecciones presidenciales influyeron, de forma determinante, factores de tipo militar. Se generó una gran inquietud con la idea del peligro del fascismo. Muchos electores que habían votado en el PCP en las elecciones a la Asamblea de la República, votaron en el comandante Otelo pensando que en el plano militar podría salvar al país de este peligro. La ilusión se deshizo, el globo se desinfló. Pensamos que el PCP conservará su electorado.
P. El comandante Otelo Sarariva de Carvalho ha indicado después de las elecciones que basándose en los GDUP (Grupos Dinamizadores de Unidad Popular) va a tratar de formar un partido o un frente de masas. ¿Qué opina el PCP de este asunto?
R. Es natural. Ya antes de las elecciones nosotros dijimos que una de las finalidades de esta candidatura, su principal finalidad, no era llevar a Otelo a la Presidencia, sino crear condiciones para, después de las elecciones, organizar un partido contestatario del PCP. Además, la línea estaba clara. Hay un documento interno de la UDP (Unión Democrática Popular, maoísta) para la preparación de la candidatura de Otelo, en el que se definía un plan para organizar, a partir de los GDUP, estructuras de tipo partidario después de las elecciones. Por tanto, esperamos una iniciativa en este sentido.
P. ¿Considera que los resultados de las elecciones presidenciales suponen una derrota de los planteamientos del PCP? En este sentido, determinados análisis de la situación política portuguesa indican que estos resultados van a suponer un cambio de línea de su partido a medio plazo. ¿Qué piensa usted de estos análisis?
R. No representan una derrota. Los acontecimientos están confirmando diariamente las opiniones y advertencias del PCP. Hay una tesis fundamental, que mantenemos: en Portugal no es posible una democracia del tipo de los países de Europa Occidental, donde los monopolios tienen el poder económico y político. En Portugal el capitalismo monopolista de Estado fue liquidado por la revolución y el capitalismo monopolista sufrió duros golpes. La recuperación del capitalismo monopolista no es posible en el marco de la democracia. Sólo sería posible con una nueva dictadura. La democracia portuguesa sólo podrá ser defendida o construida en el camino hacia el socialismo.
P. El actual presidente de la República, general Ramalho Eanes, no fue apoyado por el Partido Comunista en las elecciones presidenciales. ¿Cuáles fueron las razones de su partido en no dar su apoyo a ninguno de los tres candidatos militares, a pesar de afirmar que, en las circunstancias de entonces, el candidato dabía ser un militar?
R. El PCP defendió que el nuevo presidente debería ser un militar, porque, según la Constitución, es, al mismo tiempo, presidente del Consejo de la Revolución y jefe supremo de las Fuerzas Armadas. Estaríamos dispuestos a apoyar un candidato militar siempre que hubiese sido escogido por el Consejo de la Revolución, tuviese el apoyo de las Fuerzas Armadas y pudiese dar garantías al movimiento popular. El hecho de que el Consejo de la Revolución no designara un candidato y el hecho de que aparecieran las candidaturas de dos miembros del Consejo de la Revolución, desaconsejaron inmediatamente apoyar cualquiera de ellas. Pero tampoco las hostilidades. Uno de los grandes objetivos de la reacción es provocar la oposición y el enfrentamiento entre el movimiento popular y el PCP, por un lado, y las Fuerzas Armadas y los órganos político-militares de otro. No caeremos en esa trampa. La candidatura de Otelo Saraiva de Carvalho, fue patrocinada por grupos izquierdistas y aventuristas y tuvo un carácter divisionista que sirvió a fin de cuentas a la reacción. Por eso la criticamos abiertamente.
P. En todo caso, el general Eanes ha manifestado que cumplirá la Constitución y que la hará cumplir a los portugueses. ¿Cuál es su posición en relación con el presidente de la República y con respecto a la llamada mayoría presidencial.
R. Los partidos reaccionarios apoyaron la candidatura del general Eanes pero no tuvieron «su candidato». No hay mayoría presidencial. El nuevo presidente de la República no responde por su política ante los partidos que lo apoyaron, sino ante el pueblo portugués. Esperamos que el nuevo presidente confirme por su acción aquello a lo que se comprometió: cumplir y hacer cumplir la Constitución, defender la democracia portuguesa en la perspectiva del socialismo.
P. El primer Gobierno definitivo de la República Portuguesa está ya formado. En él no hay ministros comunistas. ¿El PCP cree que este Gobierno estará mucho tiempo en el Poder?
R. Un Gobierno constituido sólo por el Partido Socialista no será una solución democrática. Será un Gobierno minoritario, sin mayoría en la Asamblea de la República y sin apoyo social y político suficiente. No podrá resolver los graves problemas del país, encontrará una vigorosa oposición popular y caminará hacia un impasse. La democracia sólo podrá ser defendida y construida con la defensa y consolidación de las otras conquistas de la revolución (reforma agraria, nacionalizaciones y control obrero) y para ello es necesaria la participación de los comunistas en el Gobierno. Es difícil prever el tiempo de duración de este Gobierno. Va a tener grandes dificultades. Va a ser un Gobierno de «balanceo», unas veces apoyándose en la derecha, otras veces intentando apoyarse en la izquierda. Una política de equilibrio, pero de equilibrio muy inestable. Por lo que conocemos -el programa del Gobierno aún no ha sido anunciado-, será una política que en el plano económico va a intentar hacer pagar a la clase trabajadora todos los gastos de la estabilización de nuestra economía. Esto va, sin duda, a encontrar una resistencia muy grande en la clase obrera, en los trabajadores en general, y, por tanto, si esta política se realiza, y ello es casi inevitable, porque el Partido Socialista tiene los apoyos de la derecha para poder tener su Gobierno, entraremos en una situación que puede crear dificultades insuperables. Lo que ya se plantea es la alternativa a este Gobierno. Es muy significativo que todas las fuerzas políticas hablen ya de lo que va a suceder después. Ya no se habla del comienzo del Gobierno socialista, sino de su fin. La derecha procura dos alternativas. Por una parte, la extrema derecha reaccionaria, ultramilitar, si la hay, que intenta probar por el fracaso del Partido Socialista que hay un fracaso de la democracia portuguesa, que no puede haber un régimen de partidos, que sólo un Gobierno militar podrá resolver las cosas. Es decir, es el mismo esquema de la reacción y del fascismo. Por otro lado, la posibilidad de afirmar que el Gobierno actual ha fracasado por lo tener la base de apoyo necesaria, y que este apoyo puede ser dado por los partidos de la derecha reaccionaria (CDS y PPD). Es decir, un intento de remodelación del Gobierno con la participación del PPD y del CDS. En nuestra opinión, hay una tercera alternativa, que es la alternativa democrática: Gobierno con socialistas, comunistas, independientes y militares, basado en la mayoría de izquierdas que existe en la Asamblea de la República, mayoría de socialistas y comunistas.
P. Si este Gobierno del doctor Mario Soares no resulta, posiblemente se plantee una alternativa de amplia coalición. ¿Estarían los comunistas portugueses dispuestos a formar parte de un Gabinete con socialistas y otros partidos, como el PPD y el CDS?
R. No forzosamente de amplia coalición. Nuestra alternativa es la que le acabo de referir. En las elecciones para la Asamblea de la República realizadas en el mes de abril, los partidos reaccionarios sufrieron una pesada derrota y el pueblo llevó a la Asamblea una holgada mayoría de socialistas y comunistas. Esta es la base en que puede asentarse un Gobierno de izquierdas.
P. Los socialistas, sin embargo, han afirmado en numerosas ocasiones que no formarán el Gobierno que pretende el Partido Comunista...
R. Han dicho también que harían muchas cosas y no las han hecho. Es decir, la política tiene sus exigencias y puede plantear la necesidad de cambios de una orientación determinada...
P. En relación al Gobierno que acaba de formarse. ¿Cuál va a ser la política del PCP? ¿Oposición sistemática, apoyo condicionado?
R. El PCP se pronuncia contra la formación del Gobierno PS; que representa un serio peligro para la democracia portuguesa, ya que su previsible fracaso será considerado por todas las fuerzas reaccionarias no sólo como un fracaso del Partido Socialista, sino como un fracaso de la democracia portuguesa. Desde ahora la reacción se prepara para que una dictadura aparezca como alternativa. Por nuestra parte, lucharemos por otra alternativa: la formación de un Gobierno de izquierdas. No tendremos una actitud de oposición sistemática.
P. El relatorio del 25 de noviembre (golpe de Estado izquierdista) hace algunas acusaciones al Partido Comunista portugués. ¿Cuál es su opinión sobre el relatorio y sobre los acontecimientos del 25 de noviembre de 1975?
R. Como se sabe, el PCP considera que el 25 de noviembre de 1975 no hubo ningún golpe de la izquierda militar para tomar el Poder. Hubo amplias sublevaciones militares relacionadas con los conflictos que habían dividido y opuesto a diversos sectores del Movimiento de las Fuerzas Armadas, que procuraban contestar, defender o alcanzar puestos de jefatura. Las acusaciones del relatorio nos dejan muy tranquilos. Es sabido que a lo largo del desarrollo de la crisis político-militar de 1975, el PCP siempre defendió una solución política y la aproximación, el entendimiento y el compromiso entre los diferentes sectores del Movimiento de las Fuerzas Armadas.
P. En general, el PCP es indicado como un partido más próximo a las posiciones de la Unión Soviética, en comparación con otros
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partidos comunistas, como el español y el italiano. ¿Considera correcta esta apreciación?
R. Creo que, en lo fundamental, esa apreciación es correcta, pero eso no significa que el PCP siga las posiciones de la Unión Soviética. Apreciamos los acontecimientos y definimos nuestra orientación con completa independencia. No cedemos, sin embargo, a la presión que las fuerzas reaccionarias y conservadoras hacen continuamente en todo el mundo, y también en Portugal, para apartar de la URSS a los partidos comunistas y obreros y llevarlos a posiciones antisoviéticas como condiciones de credibilidad y respetabilidad. La credibilidad que nos interesa asegurar no es ante los enemigos del socialismo, sino ante la clase obrera y el pueblo trabajador.
P. Con cierta frecuencia los comunistas españoles manifiestan sus diferencias en relación con los comunistas portugueses. ¿Qué tipo de relaciones existe entre el Partido Comunista español y el Partido Comunista portugués? ¿Hay una colaboración y relaciones cordiales entre ambos partidos?
R. Es sabido que hay grandes y graves diferencias de opinión entre el PCP y el PCE. Por nuestra parte somos solidarios con los comunistas españoles y recientemente expresamos nuestra solidaridad con los dirigentes del PCE que fueron detenidos. Intentamos ayudar con nuestras posiciones políticas a la lucha del pueblo español y de los comunistas españoles. Somos solidarios con su lucha para conseguir un régimen democrático. Hacemos votos para que, lo más brevemente posible, el PCE, así como todas las otras fuerzas progresistas de España, puedan vivir y actuar en completa legalidad en el marco de un régimen democrático.
P. El PCP parece ser excluido del llamado eurocomunismo...
R. No. Somos nosotros los que nos excluimos del llamado eurocomunismo, que además no existe. Pensamos que no hay, eurocomunismo, que en los países de Europa Occidental, a pesar de que algunos tienen semejanzas en. su situación del grado de desarrollo, de correlación de fuerzas sociales y políticas, de régimen, e incluso de características de las estructuras sociales. Es decir, no hay una solución igual para todos los países de Europa Occidental. Conocemos las soluciones, las «vías» que presentan los partidos comunistas hermanos de los países de Europa Occidental. Presentan perspectivas para sus países, y tienen todo el derecho de hacerlo, pero no se adaptan a la perspectiva de Portugal, de la democracia portuguesa. Muchas veces hemos dicho, y esto ha provocado cierto escándalo, que en Portugal no queremos, y aunque quisiéramos no podríamos tener, una democracia de tipo europeo occidental. ¿Qué significa esto? No significa que no podamos tener libertades. Significa que no podemos tener los monopolios y el poder de los monopolios conviviendo con la democracia. En Francia, en la República Federal Alemana, en Inglaterra, en Suecia, en Italia, hay una democracia, muy limitada en muchos aspectos, pero existe también el poder económico de los monopolistas, así como el capital monopolista de Estado. Aquí, en Portugal, la revolución ha destruido, ha liquidado el capitalismo monopolista de Estado y ha dado profundos golpes, golpes mortales, contra el capitalismo monopolista. La situación, pues, es completamente diferente. En Francia, en Italia, en España, en Inglaterra, en Suecia, hay toda una política que tiene como objetivo limitar el poder de los monopolios. Es la perspectiva de la lucha de la clase obrera y de algunos partidos. Nosotros ya hemos pasado esta fase. Hemos liquidado el poder monopolista en nuestro país. La situación, pues, es diferente. Lo que afirmamos es otra cosa. Aquí, en Portugal, los intentos -y este Gobierno puede hacerlos- de restaurar el poder de los monopolios podrán tener éxito con una solución: la liquidación de la democracia. Con libertades, con democracia en nuestro país, no puede restaurarse el poder de los monopolios. Por eso decimos que en nuestro país la democracia es incompatible con el poder monopolista o que la democracia portuguesa se defiende, se consolida y progresa en el camino y en la perspectiva del socialismo. Además, no es sólo la opinión de los comunistas, sino de amplios sectores de la opinión democrática portuguesa.
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