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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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La petardada

En Valencia le dicen la petardá. Aquí, como somos imperialistas y mesetarios, diremos la petardada. Para llenar el vacío que dejamos los cronistas apáticos en la losa del 18 de julio, los petardistas hicieron sus editoriales de pólvora al pie de cada monumento, edificio público y monolito del Régimen.-¿Usted cree que ha sido una contestación a la fecha?

-Yo creo que ha sido un homenaje.

Este año han elegido la dinamita como fórmula para exaltar el acto. Otros años eligen la retórica. Es lo mismo. La retórica de algunos suele estar llena de pólvora, y la pólvora en salvas del domingo era elocuente como un discurso integrista. Menos mal que no le ha pillado a Fraga en Gobernación, que, si no, seguro que hace una frase.

Iba yo a comprar el pan y me encontré a Octavio Cabezas, reciente biógrafo de Fraga. Octavio me regala su libro y me dice:

-Lo que le cabreó a Fraga fue enterarse de la crisis por los periódicos, como tú y como yo.

-Bueno, será como tú -le digo-, que yo ya ma había enterado por la CIA.

La panadería está muy animada con el tema de la petardada, y hasta hay quien dice que ha sido la CIA, precisamente. La gente es que no tiene instinto político.

-¿Pero es que a usted no le indigna esa ola de atentados?

-Ya le digo que a mí me parece un homenaje. Los hechos bélicos deben conmemorarse con hechos bélicos.

Claro que yo no me arriesgaría a decir esto por escrito, que a lo mejor ese grupo antifascista Primero de Octubre existe de verdad, pero aquí en la panadería me despacho a justo con las vecindonas, suelto mi rollo y tenge una autoridad con el personal.

-Usted, como escribe en los papeles, estará enterado.

-Anda. y hasta sale a tomar el «vermú» con la Sarita Montiel, corrobora otra vecindona.

Tampoco me parece a mí que los petardistas hayan querido recurrir a la maniobra barroca y maquiavélica de poner bombas desde la extrema derecha para atribuírselas a la extrema izquierda. Sencillamente han decidido celebrar por su cuenta el 18 de julio, ya que las autoridades lo han celebrado poco, como les contaba yo a ustedes el otro día.

-¿Y las octavillas? Decían que eran rojos.

-¿Y a quién no le gusta hoy pasar por rojo? Hasta a Ignacio Camuñas.

La prensa les llama enemigos de la paz. Yo creo que no es para tanto. Sencillamente, son amigos del 18 de julio. No han hecho otra cosa que expresar su adhesión al Movimiento. Pero a su manera, claro, un poco a lo bestia. Qué se les va a pedir. No han tenido oportunidad de educarse.

-¿Por qué dice usted eso?

-Porque en la Institución Libre de Enseñanza habrían puesto también una bomba.

-Parece usted muy convencido de que ha sido una traca ultra.

-Dios me libre. Lo que digo es que me suena a conmemoración, más que a atentado. Sin esas bombas, el 18 de julio hubiera pasado como pasa la festividad de Santa Bárbara. Nadie se acuerda ya del 18 de julio hasta que no truena.

Encuentro a Jesús Hermida en una barra nocturna y me dice que le gustaría venirse a España a participar en el proceso político que estamos viviendo. Yo que él me quedaba quieto junto a la Estatua de la Libertad, aunque a lo mejor cualquier día le ponen un petardo a la estatua los petardistas esos del otro día, sobre todo si les queda camino de Montejurra.

-¿Pero usted no cree que esto es una bofetada a la paz de España?

-Yo creo sencillamente que, como todos los dieciochos de julio, ha vuelto a reír la primavera. Sólo que un poco a lo bestia.

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