El plumero bunkeriano de RTVE
Es que los ves venir. Surgen rígidos, con gesto de cabreo eterno, envarados hasta los tuétanos, más maquillados que de costumbre, mirándote inquisitorialmente a los ojos y sin pestañear, con esa necia petulancia de los que ignoran la duda, ahuecados y solemnes. Entonces sabes que te van a soltar un editorial de los que ponen los pelos de punta y la carne de gallina. El pasado martes, en el telediario de la sobremesa, nos riñeron un comentario del mejor estilo del antiguo régimen; hasta el punto de que después de escucharlo y meditarlo es teórica y prácticamente imposible sostener que estemos en uno nuevo o distinto. La cosa iba, natural mente, por los atentados terroristas del domingo, pero también pudo haber sido por cualquier grave asunto de cuaIquier grave año. Lo de menos, sin embargo, fue el tonillo empleado, el lenguaje utilizado, la explícita y ardorosa exculpación de los grupos de extrema derecha, la burda identificación realizada entre el Grupo Antifaseista Primero de Octubre y el Partido Comunista de España (quitándole todo el hierro semántico a lo de Reconstruido) o el nada freudiano olvido del partido de Santiago Carrillo a la hora de enumerar las condenas habidas. Lo verdaderamente insólito fueron tres simples sílabas que nos dejaron patidifusos ante el televisor. Afirmó el locutor: «Todo el país ha condenado los atentados terroristas; incluso la oposición». Ahí estuvo el detalle, mejor dicho, el plumero bunkeriano que RTVE suele exhibir en las mejores ocasiones para que nos libre la Democracia de los malos pensamientos. El análisis de una simple palabra nos muestra en todo su esplendor el grado de manipulación informativa que sigue imperando en la pequeña pantalla. O en Prado del Rey están convencidos de que la oposición española no forma parte habitual del país, o sostienen que la misma está a favor del terrorismo callejero, puesto que en esta ocasión, y sólo en esta, lo condena expresamente. Tal es el profundo sentido de una palabra que denota extrañeza, excepcionalidad, caso límite o paradoja. Poco importa que el Gobierno esté dispuesto a dialogar con la oposición o que prometa democracia a todo pasto si, después, nos vienen en los telediarios con unas rebajas que dejan en mantillas a las veraniegas de los grandes almacenes. Palabras contra palabras, este incluso ha tenido el mágico efecto de anular todas las prometidas inclusiones democráticas del nuevo Gabinete, incluso las que no se referían a ninguna exclusión.
Babelia
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