"Sin cambios políticos sustanciales no es posible enmendar el capitalismo español"
Adiós, nostágicos del verano del 59. Cualquier repetición de las medidas del Plan de Estabilización -apertura a mercados internacionales, entrada de capital exterior, filosofía del desarrollo...-, no servirán para salvar la crisis económica actual, como propugnan algunos sectores. Lo que se necesita de verdad, son auténticos cambios políticos. Esta fue la tesis expuesta en el primer coloquio del Círculo de Estudios e Investigaciones Sociales, SA, sobre el tema «Agotamiento del modelo económico de crecimiento económico de los años 60».
Fue la presentación en sociedad de un grupo de elaboración de informes socioeconómicos ante un auditorio joven y universitario, que abarrotó el salón de actos del Colegio Mayor Isabel de España. «Ni somos un órgano de expresión política ni un círculo cerrado del PC», dijo Ramón Tamames. «CEISSA está abierto a cualquier tendencia ya que no hay derecho preferencial en la suscripción de acciones». Y así se desarrolló el coloquio: «Si la inflación no se remedia en octubre, no existirán ganancias reales, especialmente, para las clases que soportan los salarios más bajos». Santiago Roldán reflejaba con esta frase el deterioro de la situación económica española.«Esto se parece cada vez más al final de un régimen, y no a una etapa de reformas evolutivas», dijo Ramón Tamames, presentador y moderador. Estamos insertos en una crisis larga del capitalismo internacional, e incluso, con posibilidades de recaída. El agravamiento de la crisis en España se ha producido con el Gobierno Arias-Fraga-Villar con inflación, paro y endeudamiento exterior agudizados. Pero la crisis ¿ha tocado ya fondo?, ¿hemos llegado al final del agotamiento del modelo económico de crecimiento que se inició con el Plan de Estabilización de 1959? Lo que frena el saneamiento de la economía española es la situación política, anclada en un capitalismo monopolista de Estado. Algo así como un iceberg, del que sólo se ve la parte de arriba y el resto está oculto por la corrupción. Intentar soluciones a corto plazo sin una verdadera reforma democrática es inviable; la ruptura por tanto, es inevitable y necesaria. Después vendrá la alternativa democrática. José Luis García Delgado sostuvo también esta tesis: "Sin cambios políticos sustanciales no va a ser posible hoy enmendar el capitalismo español». El profesor de la Universidad Complutense dejó bien claro que los que confían en que se va a producir una operación semejante a la de 1959, no hacen más que sustentar una vana ilusión. El único parecido de los primeros semestres de aquel año y del actual es la fuerte dependencia española exterior y tecnológica, un grado de capitalismo inmaduro y una escasa participación en el mercado internacional. Pero el paralelismo termina ahí. En 1958, Europa Occidental iniciaba una fuerte fase de expansión económica. España ofrecía poderosos alicientes para los países extranjeros: materias primas, amplio mercado de consumidores, mano de obra barata, estímulos fiscales y sobre todo, unas fuerzas políticas conservadoras, que no oponían ninguna resistencia a la penetración de capital exterior. Al contrario, una burguesía -principalmente apretada en las filas del Opus Dei- dispuesta a jugar la baza de la acumulación de capital, presidido todo ello, eso sí, por la meta dorada del desarrollo.
Después de diecisiete años, el capitalismo internacional se recupera lentamente en un caldo de cultivo que favorece todas las medidas proteccionistas. La escena política ha variado esencialmente en el sur de Europa.
La clase obrera cuenta con un gran nivel de organización y existe una oposición que actúa como tal. En definitiva, los apoyos internacionales son ahora más inciertos y es el propio aparato institucional español el que está en cuestión. El paralelismo histórico lo situó García Delgado en otra época: España 1930. Fin de la dictadura militar de Primo de Rivera, al que seguiría la formación de dos Gobiernos débiles, dentro de un contexto internacional de crisis económica, después de la gran depresión de 1929.
Un sector público insuficiente
La acentuación de la crisis del modelo de acumulación llega a su punto máximo con la política del stop and go frenazo y aceleración, y las deficiencias del sector financiero. El profesor Julio Segura denunció un sector público insuficiente que no dispone ni de medidas fiscales, ni monetarias, ni laborales para hacer frente a la crisis. «Por tanto, todo lo que no sea una verdadera reforma, seguirá siendo un burdo y tosco continuismo». El economista Carlos Sebastián llegó a una tesis similar. La balanza de pagos española tiene una dimensión política clara, porque la existencia del problema es una manifestación clara, del cual ha sido el sistema de asignación de recursos». El núcleo central de la política de Villar ha sido captar fondos provenientes de las clases populares, en especial de las Cajas de Ahorro, para llevarlos a grupos próximos al poder político».
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