"Es necesaria la presencia activa de la izquierda"
«El pluralismo ideológico existe. Está ahí. Negarlo sería estar ciego. Y aceptarlo no significa en manera alguna quebrantar ninguna idea de unidad esencial.» Con estas palabras contestaba Adolfo Suárez a preguntas del diario Pueblo, en una entrevista publicada el 2 de marzo pasado.«Claro que hay pluralismo. Y claro está que ese pluralismo cabe perfectamente en el marco de nuestras Leyes Fundamentales. Lo que ocurre es que necesitamos ejercer el pluralismo ya existente de forma que resulte rentable para todos, proyectado hacia un proceso y no fruto de un salto en el vacío. En este sentido, lo más urgente es delimitar los extremos del juego. Decir con toda claridad hasta dónde es posible admitir las posiciones de la izquierda y hasta dónde las de la derecha ( ... ). El próximo paso ha de ser el juego abierto de los grupos políticos, que se manifiesten dotados realmente de funciones públicas, que sean capaces de ofrecer alternativas de poder.»
El autor de la entrevista -José Luis Alcocer- le pidió su opinión sobre «el problema de la izquierda y su posible participación en el juego político actual". A ello, el que ya es presidente del Gobierno respondió: «Evidentemente, la presencia activa de la izquierda es necesaria. En nuestra situación y en nuestro país es perfectamente lógico que esa presencia y sus condiciones sea una cuestión delicada. Pero creo, sin titubeos, que es preciso soldar para siempre la escisión entre dos formas parciales de contemplar la realidad española. Considero que se puede llegar al juego fecundo entre un socialismo democrático dotado de un fuerte sentido nacional, y una derecha moderna, homologada con los esquemas europeos.( ... ) Y es precisa la existencia de una gran fuerza intermedia, en la que se embalsen a la vez las herencias del pasado y las aspiraciones sociales.»
Autodefinición
Preguntado por su autodefinición, el señor Suárez afirma: «Me siento (y creo serlo) demócrata. Aspiro a una convivencia armónica, sostenida sobre la representatividad y la participación. Creo en la evolución sin traumas. Pero igualmente creo que para que no haya traumas ha de haber evolución. Considero que el mayor peligro histórico consiste en los extremismos, y que el mejor, antídoto contra éstos es la reforma en profundidad.»
No al centralismo
Por otra parte, en un discurso pronunciado en San Sebastián el 26 de febrero pasado, ante el Consejo Provincial del Movimiento y otras representaciones, el señor Suárez dijo, entre otras cosas: «Asumimos con rigor y rotundidad la necesidad de romper los esquemas burocrático-administrativos de un centralismo netamente contradictorio con la naturaleza plural de esas síntesis de pueblos y comunidades que llamamos España. Cualquier suerte de uniformismo centralista supone un atentado básico contra la auténtica unidad de la Patria.»
«Estoy convencido -siguió diciendo- de que también quedará meridianamente claro que el Movimiento nunca tuvo ni tiene por aspiración una España uniforme o centralizada o el monolitismo dogmático propio de las doctrinas caducas y transitorias, sino un fecundo entendimiento de las comunidades históricas, culturales y políticas que -como la del pueblo vasco- han aportado, aportan y aportarán su savia y su jugo a este viejo, entrañable e ilusionado roble de la unidad española.»
No a la ruptura
Asimismo, en dicho discurso afirmó también que no puede aceptarse «el vacío ideológico, ni la quiebra moral, ni el torpor ético que supondría asumir, ni tan siquiera a los puros efectos dialécticos, el reto de la ruptura».
En cuanto al Movimiento, en la entrevista de Pueblo ya mencionada aseguró que la finalidad del mismo no fue nunca antidemocrática, y que los Principios Fundamentales no solamente contemplan una pluralidad y la traducción de la misma en formas políticas, sino que la exigen.
