Los jubilados del Parque Móvil, sin soluciones
Los jubilados y viudas del Parque Móvil, que estuvieron encerradas en una iglesia hasta la medianoche del jueves, tuvieron una asamblea ayer para conocer el resultado de las negociaciones con la dirección del Parque y el Ministerio de Hacienda. En la asamblea del jueves se habló incluso de una posible falta al trabajo de los conductores del PMM en solidaridad con sus compañeros jubilados.
«No teníamos que habernos marchado sin haber puesto antes alguna condición», «por lo menos que paren los juicios y las sentencias dictadas contra nosotros». Los jubilados del Parque Móvil junto con las viudas de los funcionario desistieron a medianoche del jueves de la postura que les hizo encerrarse en la iglesia de San Cristóbal durante más de tres días.El motivo del encierro se debió a la llegada el lunes pasado de varios funcionarios del Juzgado que acudieron al Parque Móvil para proceder al desalojo de uno de los jubilados, Alfonso Fuentes, contra el que había una sentencia fechada a finales de mayo.
Los funcionarios no pudieron realizar este lanzamiento de vivienda ya que a la esposa del jubilado le dio un ataque de nervios al enterarse de la noticia.
Pocos minutos después los jubilados del Parque, unos 40, y las viudas, unas 15, se reunieron ante este nuevo intento de desalojo, segundo de los que se producen en unos meses.
La postura que tomaron fue encerrarse en la iglesia del poblado hasta que se solucionasen los problemas de viviendas que tienen en virtud de la cláusula octava del contrato que une a todos los empleados con el Parque Móvil.
Lo que en principio comenzó como postura de un grupo, jubilados y viudas, fue apoyado por los vecinos del Parque a quienes antes o después afectará la cláusula de desocupación de las viviendas, al terminar la relación activa de dichos trabajadores con el organismo. «No más deshaucios» «Los jubilados y viudas del PMM piden justicia social». Pancartas, carteles y una postura firme, «no nos moveremos de aquí hasta que no nos den una solución», daban comienzo a un encierro que interrumpió la policía en la madrugada del día 1.
Sobre las dos de la mañana, tras varias conversaciones de los miembros de la Brigada Social con el párroco, y de éste con el obispo auxiliar de Madrid se negaba la entrada de las fuerzas del Orden Público en el recinto. A pesar de ello, a las cuatro, números de la Policía Armada desalojaron pacíficamente a las 200 personas que había en la iglesia y retiraron la pancarta, situada a la entrada de la parroquia.
Cuando la iglesia abrió sus puertas para celebrarla primera misa, los jubilados y todos aquello que habían estado encerrados con ellos volvieron a entrar y allí estuvieron hasta las 12, en que tras celebrar una asamblea que duró casi dos horas decidieron a instancias del párroco abandonar la iglesia.
«Dijeron que teníamos que tener confianza, y nosotros después de tantos años de lucha por nuestras viviendas nos hemos ido, esperan do que las conversaciones que tienen el párroco y el obispo arreglen algo».
Durante el encierro varias organizaciones como la Asociación de Vecinos de Chamberí, la Federación Nacional de Asociaciones de Viudas, y un grupo de escolares del barrio, enviaron varios escritos a la opinión pública. «Denunciamos el hecho de que el trabajador durante el período de su vida activa conserve una serie de derechos y que en el momento de jubilarse no se tenga ningún reparo incluso en expulsarles de la vivienda».
Las conversaciones mantenidas hasta el momento no han dado ningún resultado positivo, ni por parte del Ministerio, ni de la dirección del Parque. Los jubilados, como personal no activo, y las viudas como no titulares de las viviendas, deberán abandonar sus casas a medida que el Juzgado les vaya deshauciando. «Sólo nos queda esperar que tarden mucho en echarnos a la calle», «ya no sabemos qué hacer, esto no es justo después de tantos años de trabajo».
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