Satisfacción general
La noticia de la dimisión del presidente del Gobierno español, Carlos Arias, llegó a Lisboa poco antes del comienzo de una recepción oficial de la Embajada española, a la que asistió el que será el nuevo primer ministro portugués, Mario Soares, Soares no hizo ningún comentario en relación al asunto, pero preguntó en varias ocasiones sobre el posible sucesor del señor Arias.Toda la prensa lisboeta publica hoy, en grandes titulares, la noticia de la dimisión. La mayoría de los periódicos no hace comentarios, pero los titulares son, en cierto modo, significativos.
El Diario Popular titula, por ejemplo: «La dimisión de Arias Navarro, acogida con optimismo.» Este mismo vespertino publica un artículo distribuido por la agencia oficial portuguesa Anop, titulado «El fin de una política de contradicciones».
El artículo indica que «las discrepancias dentro del propio Gobierno han llevado a los militares a actuar, apoyando más directamente al Rey y forzando la dimisión de Arias».
Termina el artículo de la agencia Anop indicando que «el Rey, cuyo prestigio a nivel nacional e internacional aumentó considerablemente en los últimos tiempos, como Monarca que desea la democracia más amplía y rápida para el pueblo español, queda así más libre para orientar el proceso de acuerdo con los criterios que, en diferentes ocasiones ha manifestado».
El vespertino socialista A Luta, titula, «¿Quién sucederá a Arias Navarro?», y debajo de una fotografia del hasta ahora presidente del Gobierno español indica: «Un Gobierno lleno de ambigüedades y contradicciones, de las que la extrema derecha no fue ajena.»
El vespertino Diario de Lisboa, próximo al Partido Comunista, titula a cuatro columnas: «La dimisión de Arias lanza a España en una crisis política.» Este vespertino reproduce íntegramente en su primera página el télex de la agencia Reuter y publica además fotografias del propio Arias, del actual ministro de Asuntos Exteriores, y también del ministro de la Gobernación. Cada una de las fotografias tiene un pie: «Arias sale», «¿Entra Areilza?», «¿Entra Fraga?»
En general, la mayoría de los periódicos lisboetas, puede decirse que han acogido con satisfacción la noticia y adelantan la posibilidad de que el sucesor sea un hombre de ideas políticas más liberales, de forma que «el país vecino se transforme lo más rápidamente posible en una democracia».
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