Francisco Cuervo-Arango,
ex jesuita reducido al estado laical, treinta y siete años, asturiano que ahora vive en Murcia, hace cada día guardia ante la Prisión Provincial pidiendo amnistía para los dos presos políticos que permanecen en ella. Cuervo-Arango, amigo y émulo de Xirinacs, ha sido, desde que salió de la Compañía, barrendero, pintor, fontanero y ahora es telefonista. Los GCR -Guerrilleros de Cristo Rey- le han amenazado dos veces con el léxico que les caracteriza: «Oye, cura cerdo, si mañana estás ahí... »
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