Ramalho Eanes, nuevo presidente de Portugal
Las previsiones se cumplieron, aunque no todas. Ganó, desde luego, el general Ramalho Eanes con un porcentaje de votos que casi todos sus seguidores esperaban. Pero también ganó (al conseguir más votos de los previstos) el pintoresco comandante Otelo Saraiva de Carvalho, candidato de la izquierda revolucionaria. Y, perdió, de forma espectacular, el Partido Comunista, cuyo candidato, Octavio Pato, logró apenas la mitad de los votos alcanzados en las elecciones legislativas. Estos son los resultados definitivos de las elecciones del domingo, que nos envía desde Lisboa nuestro corresponsal Francisco Velázquez así como la interpretación de estos comicios fundamentales para la vida política portuguesa.
La abstención fue mayor que en las pasadas elecciones a la «Asamblea de la República» ya que alcanzó la cifra del 24,68 por 100.En general, puede afirmarse que en la mayoría de los distritos del país, el general Eanes, cuya candidatura estaba apoyada por los tres partidos políticos más votados en las pasadas elecciones, no tuvo rival. De los 123 distritos electorales, consiguió la victoria en 22. En uno de ellos, Setúbal, sería vencidol por el comandante Otelo que consiguió en la «ciudad del Sado» el 41,83 por 100 del electorado. En el resto de los distritos, exceptuando Evora y Beja, las dos capitales el alentejo, (donde Eanes también ganó pero seguido a dos puntos por Otelo), el general Eanes consiguió una abrumadora mayoría, superior en algunos casos al 80 por 100.
El espectacular porcentaje obtenido por el comandante Otelo Saraiva de Carvalho, que realizó su campaña electoral basándose en su carisma personal y sobre todo en su imagen de estratega del 25 de abril.
En el Alentejo, en Lisboa, y en Oporto, el tradicional electorado comunista votó a Otelo Saraiva de Carvalho. El voto del candidato del Partido Comunista no llega a la mitad del que ha conseguido el comandante Otelo, que sólo contaba con el apoyo organizado de cuatro grupos de la llamada izquierda revolucionaria. Una campaña electoral perfecta desde el punto de vista técnico, tanto en la radio como en la televisión, como en la propaganda escrita, la magnífica organización de sus mítines, y sobre todo, el recuerdo constante del "día libertador del 25 de abril de 1974" dieron la victoria a Otelo que superó a los comunistas, esto es innegable, por la izquierda. Si a estos factores unimos la no muy feliz elección del Partido Comunista, que escogió un candidato del propio partido, al que en todo momento le ha faltado calor y adhesión en lugar de buscar una imagen "apartidaria", llegamos a la conclusión de que la victoria de Otelo es lógica. Pero ya el candidato comunista Octavio Pato se encargó de señalar anoche que unas elecciones presidenciales son sustancialmente diferentes a unas elecciones legislativas. Indicó que en todo caso, en las legislativas el Partido Comunista recuperaría sus votos. Casi nadie duda de esto, pero la gran incógnita está en el futuro político de Otelo.
Ayer en su conferencia de prensa Otelo dijo que «por el momento no iba a formar un partido con los Grupos Dinamizadores de Unidad Popular (GDUP), sino un frente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.