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Hoy, elecciones presidenciales en Portugal

La economía en crisis

El análisis global, en el aspecto económico de la evolución portuguesa en los dos últimos años, presenta un balance de contradicciones y finalmente un retorceso global.Determinados sectores portugués -fruto de una situación degradada en lo político y lo económico y, por tanto, sin maneras de producción competitiva- depositaron en principio algunas esperanzas en el 25 de abril: un liberalismo moderado de tono social demócrata, le permitiría abrirse a nuevos mercados y apoyos financieros, intensificar Ia ya iniciada integración económica y sacar partíodo del neocolonialismo que Spínola parecía garantizar. Pero la situación política que se orientaría hacia la izquierda, la lucha de clases, las huelgas y la participación obrera en la empresa, impulsaron al gran capital a oponerse con decisión a las tareas económcas de la nación. El sabotaje económico apareció en la escena portuguesa, y la evasión de capitales -que recién inaugurado el 25 de abril alcanzó tonos alarmantes- en Ios últimos meses, llegó a lacifra de 43 millones de dólares, sólo en Io que respecta a la evasión "controlada»,

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El protagonismo obrero, fruto de la nueva situación, determinó espectaculares subidas salariales (durante 1974 y parte de 1975 los salarios tuvieron un incremento medio de un 35 por 100, frente a una subida del 28 por 100 en el coste de la vida), que originaron un ncremento sustancial en el consumo. Lo cual es extremadamente peligroso en una economía con gran dependencia exterior". (Portugal depende en casi todo de las importaciones:-petróleo, 100 por 100; azúcar, 10 por 100; hierro, 40 por 100; cereales, 45 por 100; algodón, 10 por 100. En 1973 Portugal importó 300 millones de dólares en alimentos. En el 74, 600 millones y en el 75 casi los 800. Situación que financieramente es prácticamente insostenible.

El «Programa de la Política económica y social elaborado por Melo Antunes, una vez decidida la orientación socialista, pecó, de ambiguo y tecnocrático y no presenta alternativas, a corto plazo que era lo que el país necesitaba. Además, el intento, golpista del 11 de marzo de 1975 canceló su aplicación. La nueva coyuntura política -más radicalizada- se lanzo a un plan de naciónalizaciones iniciadas con la Banca y seguros y continuadas con los transportes, cemento, principales industrias... (en la actualidad prácticamente un 60 por 100 de la economía está en manos del Estado). Desde entonces el Gobierno actuó sin verdaderas bases económicas y la actuación del superministro económico Mario Murteira no supuso nada positivo.

La ayuda exterior, que en un principio se concretó en un crédito de 75 millones de dólares por parte de los EE UU y más tarde en un crédito de urgencia por parte de la CEE de 825 millones de francos, se ha visto reducido a grandes promesas y débiles realidades. Incluso la URSS, en su momento, no estuvo dispuesta -como en Cuba a iniciar otro socialismo nacional. La reserva de divisas, inicialmente confortable, ha descendido en 1.600 millones de dólares en los úItimos años-. Esto limita las posibilidades, en un, principio porque el país estaba poco endeudado, de acudir al crédito externo. Se han multiplicado además los efectos negativos de la reciente crisis internacional sobre la economía portuguesa: descenso del Producto Nacional Bruto de un 6 por 100 según datos oficiales, y de un 13 por 100 según la Confederación de Industrias.

El incremento del paro, (un 15 por 100, de una población activa de tres millones) -propiciado por la crisis económica mundial y agudizado, por 250.000 repatriados de las colonias y 140.000 militares descolonizados, sin salida ya a Europa, unido a la grave dependencia exterior han comprometido todavía más la situación. Se da en Portugal, además, con gran fuerza, una contradicción digna de señalar mientras aumenta el desempleo, los todavía empleados -y en las circunstancias actuales es imposible -despedir a nadie en Portugal en tamto la empresa no quiebre, y aun despues si se hace cargo de ella el Gobierno, mantienen con irrefenable vigor sus reivindicaciónes salarialés, hoy automaticamente traducidas en elevaciones de precios. La cotización del escudo ha ido descendiendo paulatinamente y el recurso de las reservas, amplia herencia de la dictadura, no ha logrado estabilizar la situación. Las reservas de oro, de un monto de 800 toneladas, están ya hipotecadas en un 40 por 100. La inflación se ha disparado y de un índice de un 20 por 100 en 1974 se ha pasado casi un 35 por 100 en la actualidad. La compensación de las importaciones solventada en parte por las remesas de emigrantes y el turismo, ya no es posible al descender éste en calidad.

El presupuesto para el año 1976 presenta un déficit de-35..000 millones de escudos. Portugal necesita ayuda exterior en gran cantidad y en condiciones ventajosas, y precisa versificar ampliamente sus transacciones comerciales.

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