Cede la oposición desde dentro a la reforma sindical
El reformismo sindical ganó ayer una nueva baza en su camino hacia unas nuevas estructuras de la Organización Sindical, alejados de la ruptura y por la vía de la adecuación a las necesidades del momen to presente, como explicó el ministro de Relaciones Sindicales, Rodolfo Martín Villa, en el curso de la reunión celebrada por la Comisión Permanente del Congreso Sindical.Esta baza ganada ayer, casi estratégicamente por el equipo reformista del verticalismo habrá de ser revalidada en las Cortes cuando, sea debatido el proyecto de reforma constitucional, en cuyo marco se inscribe la reforma sindical. Según explicaron los ortodoxos de la Organización Sindical, que mostraron reticencias e incluso abierta oposición a la adecuación que pretende el equipo de Martín Villa, sus voces se harán oír en el Pleno de la Cámara en defensa de los criterios expuestos ayer en la Permanente.
Pese a las perspectivas de enfrentamiento dialéctico que los observadores presagiaban para la reunión de la Permanente, ésta transcurrió dentro de una tónica más moderada que en ocasiones anteriores, si bien, los de siempre insistieron en la necesidad de una consulta previa a la reforma, sobre la que -y aquí radica la moderación- el consenso fue casi unánime.
La unidad sindical frente a la pluralidad de los partidos políticos y la competencia de las dos Cámaras que contempla la reforma constitucional fueron los aspectos básicos del debate, en el que como peones hábilmente manejados, los hombres que integran el equipo reformista, intervinieron en momentos estratégicos para remachar la necesidad de la reforma, que, en definitiva, era de lo que se trataba, pues el propio ministro aclaró al término de la reunión que el objetivo de ésta había sido «explicar y clarificar las intenciones reformistas del Gobierno y también para conocer el terreno sindical que pisamos en esta etapa importante de la reforma política y, dentro de ella, de la reforma sindical».
La Intervención del ministro, con que dio comienzo la reunión, puso de relieve nuevamente las líneas maestras de la reforma constitucional que hace posible la libertad de asociación sindical y permitirá que el sindicalismo pueda acoger las distintas tendencias y corrientes que, tanto hoy como en el futuro, puedan manifestarse en su seno.
La unidad de acción sindical no está en pugna con la libertad y pluralidad sindicales -señaló el ministro-, pero, en todo caso, esa unidad ha de ser fruto de la libertad mediante la voluntad de la base y en la forma que esta misma determine.
Otro de los aspectos destacados por el ministro es el referente a la creación del Consejo Económico Social, «como órgano consultivo y de colaboración en materia de política económica y social y de planificación de desarrollo». En este sentido, el señor Martín Villa añadió que la complejidad cada vez. mayor de los problemas económico-sociales hace necesario un continuo diálogo entre los Gobiemos y los interlocutores sociales.
Discrepancias a la reforma
La necesidad de la reforma fue explicitada casi unánimemente por los miembros de la Permanente a lo largo del debate que, durante casi cuatro horas, siguió a la intervención del ministro. Tan sólo el señor Fernández de la Vega, presidente del Sindicato de Ganadería (enmendante a la totalidad del proyecto de ley que reconoce a los partidos políticos), mostró lo innecesario de la reforma, pues, a su entender, hubiera bastado un más flexible desarrollo de la declaración XIII del Fuero del Trabajo, en lo relativo a la libertad.
No obstante el reconocimiento de la necesidad de reforma, varios miembros de la Permanente, defensores a ultranza de la trayectoria de la Organización Sindical, cuestionaron el procedimiento y desarrollo de la misma, apoyados en la demanda de una consulta previa a la base para que fuera la propia clase trabajadora quien se manifestara sobre su contenido y alcance antes, incluso, de que el proyecto reformista sea debatido por las Cortes.
Martín Sanz, próximo a Berlinguer
El consejero del Reino por representación sindical Dionisio Martín Sanz, que afirmó no ser ésta la reforma pedida en el Congreso de Tarragona, cuyos oponentes la quieren hacer ahora, aseguró que «el Gobierno está debilitando el sindicalismo» y se declaró «más próximo a Berlinguer que el Gobierno que ha hecho esta reforma».
Afirmó también el señor Martín Sanz que considera compatible la pluralidad de partidos con la unidad sindical, entendida ésta como la unidad de los trabajadores, por un lado, y de los empresarios, por otro, para negociar y pactar. Agregó que «ésta es la, mínima lección que podría aprender el muno libre de esta España que le ha enseñado a prosperar y a convivir y entenderse entre trabajadores y empresarios».
La unidad del Consejo Económico Social fue también cuestionada por el señor Martín Sanz alegando que «si nosotros, siendo sindicalistas, con la representación de doce millones de españoles, no hemos podido influir en la administración, ¿qué papel va representar ese CES que no va a ser más que de funcionarios y de hombres que no representan de verdad los intereses enfrentados?»
La tesis mantenida por el consejero del Reino se concreta en una simbiosis entre democracia orgánica y el cauce sindical. Terminó sus palabras pidiendo que los congresistas no se pronunciaran aún sobre la reforma, a la de una amplia consulta a los sindicalistas de base; «para que ellos decidan antes de la discusión en las Cortes».
Estrategia reformista
Los hombres del equipo reformista, estratégicamente situados en el salón donde tuvo lugar la reunión, intervinieron en los momentos oportunos, dejando claro la necesidad y viabilidad de la reforma que propone el Gobierno. Su paladín desde el Consejo de Trabajadores, Noel Zapico, puso la modalidad de afiliación voluntaria dentro de la libertad que reconoce el proyecto, apoyada en una obligatoriedad de cuotas como medio de defensa de las centrales sindicales.
Defendió la unidad, «nacida del consenso democrático desde el campo de la libertad de las distintas tendencias que hay hoy en el contexto sociológico obrero del país» y aseguró la defensa del funcionario de la OS, prometiendo que «habrá soluciones, porque eso lo demanda la justicia y el servicio apasionado que los funcionarios han prestado a lo largo de estos años».
La intervención del señor Zapico encontró perfecta apoyatura en su antecesor en la presidencia del Consejo de Trabajadores señor Alvarez Abellán, quien sorprendió a los congresistas con un auténtico manifiesto sindical en el que después de pronunciarse por las libertades, por las que batallará día a día, « dentro y fuera de la ley», propuso a las Cortes la ratificación urgente del convenio 87 de la OIT; modificación del proyecto reformista en el sentido de derogar la actual declaración XIII del Fuero del Trabajo, proponiendo una nueva redacción en la que se reconozca más claramente la libertad sindical y exigir una coherencia en lo relativo a las autorizaciones de asambleas y congresos obreros, con idéntico tratamiento para todas las centrales.
Cerró la reunión el ministro de Relaciones Sindicales, quien se abrogó la exclusiva responsabilidad del proyecto de reforma sindical, en cuya elaboración no han influido intereses ajenos al mundo del sindicalismo. Su intervención concluyó con la siguiente advertencia: «Ojo con aquella unidad que perpetúe la división entre sindicatos legales e ilegales. »
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