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5.300 millones de dólares en apoyo de la libra

Juan Cruz

La decisión de los principales bancos internacionales de poner a disposición del Gobierno británico más de cinco mil millones de dólares (unos 350.000 millones de pesetas) para apoyar a la esterlina consiguió lo que ninguna medida económica anterior había logrado: que la libra recuperara su valoren los mercados exteriores.

El viernes, la libra valía un dólar y 72 centavos. Ayer cubrió ocho puntos por encima de aquella alarmante cifra. En Londres, la nueva situación se ha reflejado en la Bolsa. Sin embargo, los empresarios británicos y los propios inversores declaran que su inquietud no se ha acabado. El préstamo concedido al Banco de Inglaterra podrá quedar liquidado dentro de seis meses. Mientras tanto, y aprovechando la seguridad que ahora parece haber conseguido, el Gobierno seguirá rehusando recortar el gasto público. Por otra parte, su compromiso con los sindicatos no le permitirá retirar el control que tiene establecido sobre los aumentos de los precios. Para la Confederación de Industriales Británicos (CBI) ambos factores hacen muy incierto el porvenir de la industria y, por tanto del empleo en el país.

En todo caso, estos empresarios tienen la esperanza de conseguir que el Gobierno tome aquellas medidas en cuanto acabe el crédito alcanzado ahora. Entonces tendrá que acudir en busca del apoyo del Fondo Monetario Internacional, que no sostendría de nuevo a la libra si no se cumplen las condiciones que hemos señalado.

Michael Foot, ministro laborista, criticó ayer esa postura empresarial. Dijo que el Gobierno había hecho mucho más por la industria británica, intensificando el gasto público que lo que habían hecho los industriales privados vendiendo al precio que querían. El gasto público, dijo Foot, va a mantenerse como hasta ahora, sin tener en cuenta las difíciles perspectivas sugeridas por los inversores de dentro y de fuera del país. En el mismo sentido se manifestó el primer ministro, Callaghan, ayer en el Parlamento, al responder a la acusación de la líder conservadora Margaret Thatcher. Según ella, el Gobierno había vuelto a pedir prestado en el extranjero «para poner a Gran Bretaña aún más intensamente en los números rojos». Para Callaghan, lo que se desprende de la acción internacional es la confianza que se tiene en el Gobierno laborista y en la economía británica en general.

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