"Los ministros no hemos abjurado de nada"
«Nadie tiene derecho a declarar unos principios legales, irreformables, porque nadie tiene derecho a condicionar el futuro de las generaciones humanas definitivamente. Ningún ministro del Gobierno ha abjurado de nada, ni tiene que abjurar de nada», dijo ayer, en el Club Siglo XXI, Antonio Garrigues, ministro de Justicia, al responder a la intervención del teniente general González Vidaurreta, quien afirmó que «el Gobierno no puede romper con lo anterior».
Cuando había finalizado el almuerzo-coloquio, que duró cerca de tres horas, en el transcurso del cual se habían resumido en veinte un centenar de preguntas formuladas por los socios del club siglo XXI el general González Vidaurreta solicitó permiso para intervenir a título particular. Después de criticar la labor de la prensa y comentar las definiciones de la palabra «jurar», «abjurar» y «perjurar», opinó que «el Gobierno puede estar llegando a la capacidad de conciencia de algunas gentes». Precisó que «el único que puede romper con lo anterior es el Rey. Los únicos que pueden abjurar son el Rey, los que no han jurado nada y el Ejército, que ha jurado otra cosa».El ministro, que a lo largo del coloquio había señalado que «la salvaguarda de las leyes está exclusivamente bajo la jurisdicción de los tribunales. Solamente cuando se emplea la violencia contra las instituciones están las Fuerzas Armadas», se vio replicado por el teniente general que definía la misión del Ejército «para defender las instituciones cuando sean atacadas desde fuera o puedan serlo desde dentro, o cuando los miembros de las instituciones no las lleven buen fin. Los militares no tienen que ser políticos, pero sí deben ser políticos vigilantes para saber cuándo deben intervenir en favor del buen cumplimiento del pueblo hacia ellas.»
La intervención del general González Vidaurreta, de setenta y un años de edad, que fue jefe de la Casa Militar del Jefe del Estado, dio ocasión a que el ministro de Justicia hiciera lo que él mismo definió como confesión: «Fui director general del Registro y del Notariado con la República; sin pertenecer a ningún grupo político fui republicano. Posteriormente me decidí inequívocamente en favor del Movimiento Nacional en la Falange. Cuando terminó la guerra me desentendí de la política. Fui embajador en nombre del Jefe del Estado, y no niego ni reniego esta actividad. La asumo con todas sus consecuencias. Me incliné por la Monarquía de Juan Carlos, y ahora estoy ligado a la restauración con todo el significado que esto lleva consigo. El propio Franco definió su constitución como abierta y transferible por el referéndum de la nación. Dios, en el Sinaí" hizo los diez mandamientos inderogables, pero era Dios, no ningún hombre, porque las leyes se han hecho para los hombres y no los hombres para las leyes.»
Uno de los temas más candentes sobre los que se pronunció el señor Garrigues fue el de la amnistía: « Muy difícil y arriesgado de contestar. Es una bandera política importante que puede ser utilizada como fundamento legítimo para la reconciliación general o puede ser utilizada en un sentido demagógico.» Después de recordar los indultos y otras gracias concedidos en los últimos años, se refirió a las declaraciones del presidente del Gobierno, que prometió una amnistía de carácter general cuando el proceso constitucional se ultime. Más información en pag. 8
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