Temor ante la voladura de un cargadero
El cargadero de mineral que afea el puerto almeriense, y que suministra un incómodo polvo rojizo a las playas y barrios litorales, como la Ciudad-Jardín, tiene sus días contados, pero las explosiones para su demolición han sido suspendidas ante el miedo de la población por la envergadura de las mismas.El cargadero es un símbolo inmejorable de la colonización de Andalucía. Se trata de la salida al mar del hierro de los yacimientos de Alquife, junto a Sierra Nevada, yacimientos riquísimos; pero que no han aumentado ninguna industria regional, y que incluso, muy automatizados hoy, dan escasos puestos de trabajo. El mineral va a las plantas siderúrgicas del norte de España cuando no al extranjero. Un ferrocarril lleva el mineral desde el yacimiento al puerto almeriense.
Finalemente, los almerienses supieron con alivio que el cargadero iba a desaparecer y que uno nuevo, alejado del centro de la ciudad, le sustituiría. Pero hacer desaparecer el viejo cargadero, obra de hierro a lo Eiffel, no está resultando fácil. Construido en área rocosa, exige un dragado especial, y la utilización de cargas explosivas. Un proyecto de 800 kilos decarga es autorizado por la Delegación de Industria. Y comienzan las explosiones, que llegan a atemorizar a la ciudad. La primera voladura es de 75 kilos, y se siente con vibraciones fuertes en toda la ciudad.
A la vista del temor popular, se reduce la envergadura de las cargas: se hacen tresde 15, 30 y 30 kilos. Si bien la intensidad entra dentro de lo admitido en la construcción, los ocho segundos de duración impresionan a la ciudad. A finales de abril la Delegación de Industria autoriza voladuras con cargas que no. sobrepasen los 6,25 kilos.
Pero, tras voladuras de 4 kilos, un abogado, el señor Montoya, presenta demanda en el juzgado de guardia contra el delegado de Industria, por imprudencia temeraria. La Delegación opta por suspender toda clase de voladuras.
La suspensión de la demolición del viejo cargadero, retrasa la entrada en funcionamiento del nuevo. Las reacciones ciudadanas son muy difíciles de prever, pero si se hubiese organizado una campaña informativa en su momento, las explosiones no hubiesen sorprendido y atemorizado a la ciudad.
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