Hassan Il sugiere un eje Rabat-Madrid-París
La formación de un eje Rabat-Madrid-París es una propuesta, lanzada por el Rey Hassan II de Marruecos en su libro de memorias EI Desafío, que caba de publicar en Francia y en francés.
Las diferencias con España son minimizadas. lfni se encuentra entre los olvidos de estas memorias, como también todos los conflictos pesqueros. Con respecto al contencioso del Sahara y la marcha verde, comenta: «Sabía que los españoles eran suficientemente caballerosos como para evitar que se disparase a sangre fría sobre una muchedumbre desarmada, y rápidamente encontré la mayor comprensión por parte, primero d Solís Ruiz y finalmente del presidente Arias...Tomé buen cuidado en informar al Gobierno español de nuestra marcha y de precisar cuál era el espíritu con que se acomeitía. No debía de haber el menor equívoco.»
En otro momento, al hablar de las fronteras de Marruecos, se congratula del éxito obtenido en el Sahara y aprovecha laocasión para hacer nuevas reivindicaciones territoriales. «Estoy dichoso, ya que nuestro correcto derecho ha sido el que prevaleció final y pacíficamente en lo que concierne al Sahara. Tengo la esperanza de que algún dia se reconocerá también que Ceuta, Melilla y las islas del Rif son territorios marroquíes.» Fundamenta las reivindicaciones sobre estos territirios con los mismos argumentos que utiliza España para Gibraltar.
Conjugando el correcto estilo literarío, con una buena dosis de erudición y claridad, El Desafío, va dirigido a lectoresoccidentales, cuya idiosincrasia conoce perfectamente Hassan II, ya que, como queda claro en la obra comparte la cultura francesa con la tradición islámica. Las citas coránicas y algunos pasajes de estilo puramente árabe son sólo artilugios para dar amenidad al relato y qu e el lector europeo lo sienta más original y auténtico, a la par que perm Lnece de que él es su auténtico destinatario.
El Desafío es un alegato profundamente subjetivo y el instrumento político de un estadista, en activo y con pretensiones de seguir siendo lo que quiere hacer prevalecer sus puntos de vista. Por lo tanto, no encontraremos en las memorias de Hassan II pedazos polémicos de la historia de Marruecos y que podrían queda completamente aclarados con la aportación de un informante de primer orden, como el soberano marroquí. La oposición no aparece en las memorias aunque sí se hayen marginales recriminaciones al Istiqal, movimiento político que, junto con la definida actitud de la casa real, llevó el peso por la lucha de la independencia. Nada se dice tampoco sobre el «affaire» Ben Barka, cuyo nombre no aparece en todo el libro. Sin caer en el triunfalismo y sin sostavar los graves problemas que pesan sobie el país, se pone singular acento sobre los logros del régimen...
Las rapiñas del colonialismo son minuciosamente descritas y definidas, como lo que en realidad fueron, atracos sin riesgos. Poco apaece el nombre de España en estos justificados ataques y mucho el de Francia país al que por otro lado Hassan Il se considera muy ligado y al que halaga numerosas veces, sin olvidar las dramáticas jornadas del destronamiento de su padre y del ignominioso exilio al que fue sometido por el Gobierno de París. Los Estados Unidos, España y hasta la Unión Soviética, son también objetivos de sus halagos. Siente más admiración por los grandes jefes que por los pueblos.
A través de algunas palabras de Mohamed V, cuya admiración es una constante en todo el libro, da a conocer opiniones de cómo debe ser el régimen de su país, utilizando un lenguaje que nos es un tanto familiar a los españoles.
Areilza negocia en Rabat
Por otra parte España percibirá, al parecer, nueve mil millones de pesetas por el traspaso a Marruecos de la explotación de los Fosfatos de Bu Craa, en el Sahara, según han confirmado a EL PAIS fuentes oficiosas marroquíes. Este dato dinerario podría ser la consecuencia práctica más inmediata de la clarif icación de relaciones entre España y Marruecos que ha conseguido, en su corto viaje, el ministro español de Asuntos Exteriores, José María de Areilza.
El problema de la descolonización del Sahara, ha enturbiado notablemente el entendimiento normal entre Madrid y Rabat. El primer gobierno de la monarquía se ha encontrado con una solución a este asunto, que probablemente no habría firmado. Sin embargo, la política realista inspirada desde el palacio de Santa Cruz con respecto a las relaciones exteriores de España, ha influído a la hora'de establecer una postura de aceptación de hechos consumados y partir de ese punto para iniciar una etapa de cooperación que, según todas las fuentes, puede beneficiar notablemente a España en el terreno económico.
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