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Marruecos y la fiesta de los hijos del desarraigo

Las celebraciones de la comunidad marroquí se repiten en muchos municipios españoles y arrastran a jóvenes que mantienen lazos débiles con el país norteafricano

Aficionados de Marruecos celebran la victoria de su selección en el Mundial de Qatar, en la Puerta del Sol de Madrid.
Aficionados de Marruecos celebran la victoria de su selección en el Mundial de Qatar, en la Puerta del Sol de Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

El cabezazo del delantero Youssef En-Nesyri ante Portugal tuvo un efecto atronador en muchos barrios de ciudades españolas. Un característico rugido futbolero, pero que llegaba esta vez teñido de un acento distinto. Un entusiasmo arrancado de gargantas acostumbradas a tragar, más que a celebrar. El gol que selló el pase de la selección de Marruecos a semifinales activó una euforia en las calles que rebosaba aromas de desquite. “No me gusta decirlo, pero claro que hay racismo, y lo notamos a menudo”, afirmaba en plena celebración en un pueblo de Tarragona un chico que se presentaba como Aziz. Su afirmación trataba de satisfacer una pregunta previa que cuestionaba sobre la notable presencia de gente muy joven, y supuestamente crecida lejos de Marruecos, en los festejos por los logros del combinado norteafricano. En Barcelona, unos 2.400 aficionados se concentraron en las calles del centro, informó la Guardia Urbana. En Madrid, la peregrinación de la épica victoria marroquí comenzó en la plaza Nelson Mandela del barrio de Lavapiés. Desde allí, un grupo de jóvenes festejaban eufóricos en dirección a la Puerta del Sol, escenario de la celebración más multitudinaria. Repetían un cántico en árabe que significa “enhorabuena somos los mejores”.

Aficionados de Marruecos, en Madrid.
Aficionados de Marruecos, en Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

En España residen 872.759 personas de nacionalidad marroquí, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata del colectivo extranjero con mayor presencia, según los datos oficiales. Cataluña es la región donde la comunidad marroquí está más asentada. Aziz reside en Amposta, un municipio cerca del límite administrativo que separa Cataluña y Valencia. Un territorio donde la economía pivota sobre la agricultura y que cuenta con un notable censo de trabajadores inmigrantes. Aziz nació en Nador, pero destaca que lleva 26 de sus 36 años viviendo en Cataluña. “Aún hay gente a la que se le escapa decirme ‘es que vosotros’, cuando quiere dar a entender que yo soy distinto por no haber nacido aquí”.

La victoria frente a Portugal fue el segundo capítulo de una trama eufórica que en las calles españolas se empezó a escenificar el día del duelo España-Marruecos. Dando muestras de ser un perfecto dominador del español y de la lengua catalana, Aziz trataba de explicar las sensaciones que generó aquel partido. “Para muchos de nosotros fue un poco parecido a tener que decidir entre el padre y la madre, pero el sentimiento por la tierra es lo que acaba tirando”. Hussein es un albañil que lleva 25 años en España. “Tengo la nacionalidad”, precisa. Es padre de dos hijas universitarias, una estudia en Liverpool y la otra en Barcelona, y de dos hijos que aún están bajo el techo familiar. Este sábado, el pequeño, 10 años, salió a celebrar el triunfo marroquí luciendo una chilaba morada. “Sin ninguna duda van con Marruecos”, responde Hussein cuando se le pregunta a quién apoyan sus muchachos. Durante la charla, el hijo de 14 años se acerca a su padre para pedirle “las llaves del coche”. En castellano. “En casa usamos las dos lenguas”, dice Hussein.

Seguidores de la selección de fútbol de Marruecos celebran la victoria de su equipo en la plaza de Fontenay, en Alicante.
Seguidores de la selección de fútbol de Marruecos celebran la victoria de su equipo en la plaza de Fontenay, en Alicante. JOAQUIN DE HARO RODRIGUEZ

En la Puerta del Sol de Madrid se daba una estampa curiosa. Los turistas que fotografiaban el Oso y el Madroño en la tarde del sábado encontraron una nueva postal. Bengalas, petardos, y camisetas, sobre todo de Achraf Hakimi, la estrella marroquí que nació en Getafe. La mayoría de los que estaban allí eran jóvenes, aunque también había algún veterano que sí vivió el Mundial de México 1986, en el que Marruecos había llegado más lejos hasta la fecha. Uno de ellos era Fahd Bengrine, que dice vivir una alegría histórica para el pueblo marroquí. “Es un placer celebrar esto en España, mi segunda casa”, afirmó.

En-Nesyri nació en la laberíntica Fez y con 18 años saltó el Estrecho con el salvoconducto de una prueba con el Atlético Malagueño. Se ha convertido en una estrella. Muchos de sus paisanos gritan sus goles y presumen de raíces y de identidad.

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