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RELATOS AMATEUR
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ganar sin ser el primero

Emilio Alzamora ganó su único mundial de motociclismo sin haber ganado ni una carrera, un homenaje a la constancia que su máximo rival despreció

Emilio Alzamora
Alzamora celebra el título de campeón de 125cc junto a sus seguidores, en 1999.ANDREU DALMAU (EFE)
Patricia Peiró

En 1999, Emilio Alzamora ganó el mundial de motociclismo en 125 centímetros cúbicos sin ganar ni una sola carrera. Ni una. No miró desde arriba al resto ningún domingo, salvo el definitivo, el que de verdad contaba. Ganó sin haber ganado. Yo entonces tenía 11 años, no había visto una carrera en mi vida, no había oído jamás ese nombre y la existencia de un campeonato mundial de ese deporte había pasado totalmente desapercibida para mí. Pero el día que ese piloto ganó el título, empezó mi fugaz pasión por las motos.

Cuando vi en la televisión la repetición de las últimas curvas de ese campeonato no pude apartar la mirada. A Alzamora le bastaba con quedar segundo mientras que el otro piloto que optaba al título, Marco Melandri, tenía que ganar y que el español quedara, al menos, tercero. Para no romper con su línea, Alzamora salió a asegurar, a quedar segundo, ganar la carrera estaba sobrevalorado. Melandri sabía que así no ganaría el mundial, así que, cuando iba en cabeza, lo esperó y en los últimos coletazos de la carrera hace una maniobra en la que parece que intenta empujarlo para echarlo de la pista. Semejante guarrada me impactó de tal manera que desde ese momento me convertí en la seguidora número uno de ese piloto que había mantenido el tipo y acabó ganando el mundial haciendo lo que había hecho durante todo el año: aguantar y no caerse.

Emilio Alzamora toma una curva durante el Mundial de motos en 1999.
Emilio Alzamora toma una curva durante el Mundial de motos en 1999.PACO PEÑA (EFE)

Creo que lo que más me impactó fue el nivel de descaro: si alguien hace eso delante de millones de espectadores para ser el que se lleve la gloria, ¿qué no hará cuando no lo mira nadie? El italiano perdió el título por un punto que, según he leído ahora en alguna entrevista creo que todavía le escuece. En algo parecido a una disculpa unos días después de la carrera, aseguraba que Alzamora no había tenido la culpa de nada, pero que alguien le había robado el mundial en España. Estoy segura de que todavía hoy considera injusto que su rival ganara solo por su constancia cuando él había sido el prodigio. Entonces tenía la excusa de la juventud, pero eso se pasa. Qué mal perder.

La devoción por este deporte me duró un año, fue breve pero intenso. Ahora pienso en esa pasión fulgurante como cuando te ves en fotos de adolescente y no entiendes en qué estabas pensando para ponerte esa ropa. Pero a mis padres no les debió de parecer tan extraño porque hasta me llevaron a un Gran Premio en Valencia en la temporada que siguió a aquella en la que Alzamora fue el campeón. Supongo que cuando veían que hasta me levantaba de madrugada para ver las carreras de Japón y Australia se dieron cuenta de que iba en serio. Ese día, mi ídolo fue quinto, en su línea. La verdad es que si lo pienso, mis padres debían de estar alucinando con esta obsesión, pero lo llevaron con dignidad. Total, ya había pasado por la época de fanatismo por la Spice Girls, igual estaban deseando ver con qué me daba el año siguiente. Por cierto, fueron los Beatles.

Ya se me ha olvidado qué goma es mejor para lluvia y cuál para seco y también la forma de los circuitos. A duras penas sabría nombrar a dos o tres de los pilotos actuales. Pero tal vez lo que mi ídolo pasajero de la niñez hizo aquel año pueda ser una buena filosofía de vida: seguir adelante aunque no haya ni un solo día en el que seas el primero. Tal vez ese es el triunfo. Y para eso también hay que aprender a mantenerse firmes, a pesar de los melandris.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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