Álex Márquez se estrena con una victoria al ‘sprint’ en el GP de Gran Bretaña, donde su hermano Marc termina 18º
El piloto de Ducati gana su primera carrera en la categoría reina en una prueba pasada por agua en la que el campeón de Honda se dejó adelantar por un puñado de rivales
En Silverstone volvió a ganar un Márquez, pero fue Álex. El pequeño de la saga familiar estrenó su casillero de triunfos en MotoGP con un despliegue de puro talento y finura en la carrera al sprint del GP de Gran Bretaña. Bajo condiciones muy delicadas después del aguacero que incluso llevó a los pilotos a dudar sobre la seguridad de salir a pista, el piloto de Cervera, a sus 27 años, demostró una vez más los méritos que le han llevado a competir con los mejores del mundo.
Su apuesta, hace un año, por cambiar la Honda que está hundiendo a su hermano por la Ducati que domina con puño de hierro el campeonato ha dado sus frutos: consiguió su primera pole position en Argentina, segunda cita del curso, y en la novena saborea por fin las mieles de la victoria. Tres años y medio ha esperado, haciendo oídos sordos a las comparaciones incómodas con Marc a pesar de haber cosechado sendos títulos mundiales en Moto3 (2014) y Moto2 (2019).
“Hoy sentía que era el día para ganar, y así se lo he dicho a mi equipo”, comentó en el parque cerrado. “Hemos empezado enchufados. Desde la tercera vuelta he visto que tenía buen feeling”, añadió luego a los micrófonos de DAZN. Él mismo, sin embargo, confirmó que ambiciona más al recordar que la victoria al sprint no cuenta en la estadística oficial. “Pero mejor esto que nada”, sonrió con la mirada puesta en la carrera larga. Este domingo (14.00h, DAZN) partirá tercero en parrilla con la intención de volver a superar a Marco Bezzecchi, el hombre de la pole que en la última vuelta estuvo a punto de remontarle un segundo de margen y fastidiarle su primer brindis en la categoría reina.
Marc Márquez cambia el enfoque
La mala jornada de Marc, ocho veces campeón del mundo, no evitó que le dedicara un toque de gas y le levantara el pulgar a su hermano pequeño. El referente de Honda, que llegó a Silverstone con un nuevo enfoque para el resto de temporada, terminó 18º en la prueba, su peor posición en línea de meta desde su debut hace una década. Partía 14º después de no encontrarle el ritmo a su máquina ni siquiera bajo la lluvia, un factor que habitualmente iguala el rendimiento entre fabricantes.
“Ni en agua han salido las cosas. En clasificación he arriesgado y he visto que no había sensaciones, allí he dado un paso atrás”, explicó el 93. “En la carrera he decidido esperar las otras Honda, miraba hacia atrás para encontrar mi posición, para que los otros me pasaran poco a poco”, reconoció. Márquez vino a Silverstone para encontrar una base firme sobre la que trabajar y poco más, pero costaba creerle después de su tesón por intentar ganar en la primera mitad del curso. Su cabezonería le llevó a caerse más que nunca en las ocho carreras previas al parón veraniego, y las consecuencias físicas todavía las arrastra ahora, algo cojo debido a sus dolencias en el abductor y el tobillo derecho.
El gran dominador de la última década se dejó adelantar por los últimos de la fila, lo nunca visto, y terminó detrás de su compañero de equipo Joan Mir, con las cuatro Honda terminando sin remedio en la cola de la clasificación. Allí se encontraron también con la Yamaha de Fabio Quartararo, otra señal de que el harakiri japonés prosigue tras cinco semanas de parón veraniego. Lus campeones, en definitiva, se resignan. “El enfoque con el que afrontamos la primera parte de la temporada no fue el correcto, porque lo hicimos pensando en intentar ganar carreras y pelear por el título, y no estábamos preparados para eso”, argumentó el mayor de los Márquez.
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