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Honda desespera a Márquez: “No se quiere ir, pero se ve obligado a pensárselo”

La crisis de la fábrica japonesa indigna al ocho veces campeón del mundo, que cada vez ve más complicado el sueño de retirarse con la marca con la que lo ha ganado todo en MotoGP

Marc Márquez
Marc Márquez es asistido por los médicos de MotoGP tras caerse en los entrenamientos libres del GP de Alemania.RONNY HARTMANN (AFP)

Marc Márquez nunca pensó que debería plantearse su futuro con Honda. El piloto de Cervera siempre quiso retirarse luciendo los colores de la marca del ala dorada, donde ha escrito su leyenda en el Mundial de MotoGP —6 títulos y 59 victorias, por resumirlo en dos datos—. A pesar de la nefasta situación de la fábrica, incapaz de darle una moto ganadora, el catalán ha reiterado que su “plan A” es seguir con ellos. Su contrato termina en 2024. Lo repitió antes de competir en Sachsenring, su Roland Garros particular, como lo es París para Rafa Nadal. Pero, la relación entre el campeón y Japón tocó fondo el pasado domingo. Desde dentro del equipo entienden su renuncia a participar en la carrera del domingo en Alemania, donde ha ganado 11 veces en 11 participaciones, como un ultimátum a la fábrica.

Las numerosas reuniones mantenidas desde hace meses, incluso años, con los máximos responsables del gigante nipón ya no le sirven ahora que ha superado cuatro operaciones en el húmero desde 2020, un suplicio. Sabe que está para ganar, pero no tiene las armas y el tiempo se le agota a sus 30 años. “No se quiere ir, pero se ve obligado a pensárselo”, aseguran desde su entorno. Las cinco caídas en el GP de Alemania (igualó su récord de batacazos en un fin de semana: Montmeló, 2017) fueron un mazazo para él y para todo su grupo de trabajo. “Sabíamos que estábamos mal, pero no tanto”, resume un miembro del equipo. En el trazado alemán, ocho Ducati —todas las que forman en parrilla— se colaron entre las nueve primeras motos en línea de meta. El dato más tremendo, sin embargo, lo dejaron tanto Honda como Yamaha, inmiscuidas en una crisis parecida. La del domingo fue la primera carrera desde 1969 sin una máquina japonesa entre los diez primeros clasificados.

“Es un tema de mentalidad, no es casualidad que sean las marcas asiáticas las que están sufriendo de esta manera”, apunta otra voz con tres décadas de experiencia con el equipo. La parte de la ecuación que es japonesa, mayoritaria, no escucha lo suficiente a las voces europeas: “Hay demasiado orgullo y mucha lentitud”. Dentro del grupo de trabajo en los circuitos saben que no están dando las armas adecuadas a sus pilotos, y repiten las máximas de los últimos tiempos. “El nivel en MotoGP es muy, muy alto en estos momentos, y todo está muy apretado”, apuntaba el responsable técnico del Repsol Honda, Ken Kawauchi, en una conversación con EL PAÍS antes de la cita en Alemania. “Menos de un segundo separa a toda la parrilla, y seguimos trabajando en la búsqueda de mejoras firmes y constantes”.

La desesperación de Márquez es compartida. Álex Rins (LCR-Honda) vio su renuncia en Sachsenring desde el hospital con la tibia y el peroné rotos; su compañero Takaaki Nakagami declaró haber sentido miedo tras ver el accidente que envió a casa a Marc, el referente de la marca; Joan Mir también la siguió desde su hogar con una lesión en la mano derecha y en un año en el que ha igualado en solo seis carreras su peor registro de caídas en MotoGP (12, las mismas que Márquez). La situación del campeón de 2020, nuevo compañero del catalán en el equipo oficial, ilustra el comportamiento crítico de la máquina japonesa. “Nunca tuvieron a pilotos mediocres, y ahora tienen a tres de los mejores de la parrilla y un equipo brutal detrás, un diez a nivel humano”, subraya Paco Sánchez, agente del mallorquín. “Ahora, ni Marc puede tapar la falta de competitividad de la moto”, añade. El problema más preocupante es que la moto es peligrosa, una trituradora de físicos.

Desde Honda reconocen que la culpa no es de los pilotos y no dudan de que en Márquez tienen al mejor activo del Mundial. Quieren cuidarle y entienden las dudas que la moto le genera a nivel mental, la frustración latente que reconocía en él su hermano Álex. Las voces consultadas por este periódico instan a la fábrica a tomar decisiones de calado a nivel de organigrama y en áreas clave como la aerodinámica, el motor y la electrónica, donde los italianos llevan años de ventaja. En el inminente GP de los Países Bajos no esperan cambios significativos.

Kawauchi, que llegó en enero procedente de Suzuki —la tercera fábrica japonesa del Mundial hasta que el año pasado recogieron trastos e hicieron las maletas—, reconoce que “todavía se están conociendo” dentro el equipo, otra señal de la flema japonesa para hacer las cosas. Se muestra confiado, a pesar de todo, en la capacidad para dar un paso al frente después de las vacaciones de julio. “Honda puede luchar por victorias. Hay cuatro pilotos fuertes y llegarán mejoras. Hemos visto a Álex ganar en Austin, así que el potencial está ahí”, concluye. Si no lo alcanzan, pueden perder a Márquez por el camino.

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