La altura humana de los Gasol
La ternura que desprenden como hermanos es su mejor legado. Como deportistas, habiéndose exigido el uno al otro para mejorar, son un ejemplo a seguir para todos
Una gran página del deporte español ha quedado escrita. Hace unos días, los hermanos Gasol anunciaron su decisión de culminar su camino con la selección. Después de tantos años dándonos alegrías, demostrándonos la pasión que tienen por su deporte, después de llegar hasta lo más alto en el baloncesto, han puesto punto final a una admirable trayectoria representando a nuestro país.
Con sus impecables carreras se han ganado el derecho a decidir cuándo, cómo y dónde. Solo nos queda aplaudirles y estar agradecidos. Como aficionada al baloncesto les echaré mucho de menos. No solamente por su calidad, sino por su altura humana para representarnos alrededor del mundo.
Los valores que transmiten al competir, ese cariño y ese respeto mutuo que demuestran son dignos de admirar. La ternura que desprenden como hermanos es el mejor legado que pueden habernos dejado. Como deportistas, habiéndose exigido el uno al otro para mejorar, son un ejemplo a seguir para todos.
La figura de Pau, el mayor de ambos, el referente en el que fijarse, ha sido un espejo para Marc. Una guía para romper barreras que pensábamos fuera de nuestro alcance. En el deporte se necesitan figuras que demuestren que un objetivo es posible. También lo ha sido para cualquier deportista a nivel internacional y es una suerte haber tenido su referencia.
Pau representa los mayores valores del deporte: el respeto, la humildad o el sacrificio. Levantarse tras haber caído una y otra vez, sin importar las circunstancias. En definitiva, no rendirse nunca. Su comportamiento al competir siempre ha sido ejemplar, anteponiendo el éxito colectivo al personal. El compañerismo, el querer ayudar a compañeros incluso de mejor nivel, sabiendo que fuera de la cancha es un líder para todos. Ha sabido estar presente cuando su equipo lo necesitaba.
Es una leyenda de nuestro deporte y ha logrado algo reservado a los elegidos: cuando consigues el cariño y el respeto de tus rivales, el aprecio de tus propios compañeros, has conseguido lo más importante. Es algo más que un éxito, muchas veces más importante que cualquier título.
Marc ha conseguido algo muy complicado. Al principio de su carrera estuvo bajo el ala de su hermano mayor. Tuvo que buscar sus propios sueños con el enorme peso del apellido, con unas comparaciones repletas de presión. Pero logró hacer su propio camino, con un enorme esfuerzo para conseguirlo todo a nivel deportivo. Tanto en la NBA como en la selección ha logrado ser un buen líder de su generación. Dejó de ser el hermano de Pau Gasol, toda una responsabilidad, para ser Marc Gasol.
Nunca se borrará de mi retina aquel salto inicial del All Star. Ambos buscando el balón en una imagen histórica para el deporte. Es uno de los momentos deportivos más especiales de los últimos años, un instante hermoso que ilustra la gran aventura de dos hermanos.
Despedimos a dos referentes y auténticos líderes. Se nos marchan dos ganadores, dos ejemplos de personas tanto en el deporte como en la vida. Ver a la selección sin el apellido Gasol en alguna de sus camisetas será algo diferente en estos próximos años. Nos han acostumbrado a la victoria, y eso supone una barrera mental que les debemos a ellos, en gran medida.
Las palabras hacia ambos no pueden ser sino de agradecimiento. Nos han hecho disfrutar y nos han transmitido infinidad de emociones a lo largo de estos años. Hemos crecido y aprendido con ellos. Nos han mostrado que, con trabajo y tesón, los sueños pueden dejar de serlo. Nos han ampliado los límites en uno de los deportes más competitivos de todos.
Queda disfrutar de los últimos años de Marc, consagrado como una gran figura reciente en la NBA. Nos queda el gran recuerdo de Pau, con sus enormes actuaciones ya reflejadas en los libros de historia del baloncesto moderno.
Gracias a ambos por el gran ejemplo. Por haberse dejado la piel en cada partido y mantenerse en la élite del deporte durante tanto tiempo. Han bañado a nuestro país con días épicos e infinidad de éxitos. Gracias por haber representado a España con tanta altura profesional y tanta pasión. Siempre llevarán la medalla dorada colgada al cuello.
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