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Análisis
Columna
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El talento de Yulimar

El triple salto se interpretó de diferentes formas a lo largo de la historia y los atletas tienen diferentes estrategias

La venezolana Yulimar Rojas compite en las rondas preliminares del grupo A de triple salto femenino durante los Juegos Olímpicos 2020, este viernes en el Estadio Olímpico de Tokio.
La venezolana Yulimar Rojas compite en las rondas preliminares del grupo A de triple salto femenino durante los Juegos Olímpicos 2020, este viernes en el Estadio Olímpico de Tokio.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

El triple salto se interpretó de diferentes formas a lo largo de la historia: alternando los apoyos de cada pie, haciendo los tres impulsos con la misma pierna y al final prevaleció el formato actual: ejecutar el primer salto y el segundo con la misma pierna para finalizar el triple con la otra.

Hay diferentes estrategias en cuanto a la forma de distribuir la proporción de los saltos, la estándar se reparte con un 35% para el primero, un 30% en el segundo y, otra vez, un 35% en el tercero. Pero también nos encontramos atletas que, por sus características, ponen un mayor énfasis en la distancia del primero, y se han dado casos de más de siete metros (Harrison). Otros intentan mantener la velocidad siendo el último salto el más largo, como es el caso del actual plusmarquista mundial Jonathan Edwards (18,29m) cuyo tercer salto también alcanzaba esa distancia. En el caso de los primeros, las parábolas son altas y con un ritmo muy marcado, dando sensación de ingravidez. En el segundo, las parábolas son tensas, como una piedra cuando se tira al agua y va rebotando y avanzando al horizonte. Rebotar y avanzar, evitando frenos y perdiendo la menor velocidad posible va a ser la clave de un buen triple salto.

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Se calcula que en un buen salto el impacto contra el suelo después de la primera parábola es de hasta 13-14 veces el peso corporal, además de soportar y evitar hundirse, deberá realizar una nueva impulsión para continuar. Para todo dispone de muy poco tiempo, 0,15 segundos. En definitiva, además de las características condicionales tradicionales --velocidad, fuerza y flexibilidad--, un especialista debe poseer consistencia y solidez suficiente para soportar su dureza y no lesionarse.

En la final de las mujeres, atención a Yulimar Rojas. Es posiblemente el mayor talento atlético que jamás haya visto. A una tipología impresionante, suma unas condiciones inigualables: es rápida como nadie y con unos muelles en los tobillos que hace que sus pies apenas toquen la pista. Apuesto por récord del mundo en la final, no hay mejor escenario para batirlo que unos JJ OO. También tiene opciones de podio Ana Peleteiro. Se lo tendrá que negociar con otras cuatro o cinco competidoras. Está en muy buena forma y compite divinamente. Además, Ana, normalmente, ajusta muy bien la tabla y eso es una garantía. No se lo pierdan.

Ramón Cid, triplista olímpico en Moscú 80 y exdirector técnico de la Federación Española de Atletismo, actualmente entrena a María Vicente y Teresa Errandonea.

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