El reseteo de Denis Suárez para superar más de un año sin jugar

Denis Suárez (Salceda de Caselas, Pontevedra; 31 años), que esta tarde se presenta en el Metropolitano con el Villarreal (16.15, Movistar), siempre ha estado etiquetado como un gran talento del fútbol español desde que emergió de la cantera del Celta y fue reclutado por el Manchester City con apenas 17 años. Barcelona, en dos etapas, Arsenal, Sevilla, Villarreal, Celta, Espanyol y de nuevo Villarreal dibujan una trayectoria sesgada en plena madurez. Diestro y fino, con desborde y panorama para el último pase, entre un conflicto con el Celta y una lesión en el recto anterior del cuádriceps de su pierna izquierda que le ha mantenido un año alejado de los terrenos de juego, se ha perdido parte de la mejor edad de un jugador. Aún así colecciona 71 partidos, 8 goles y 11 asistencias con el Barcelona (dos Ligas y una Copa) y una Liga Europa con el Sevilla. Las 21 veces que fue internacional sub 21 y su debut en la absoluta en 2015 confirman que estaba destinado a ser un jugador de selección.

Entre septiembre de 2022 y agosto de 2024, Denis Suárez aprendió a convivir con un calvario al que ha aplicado la madurez que no ha podido implementar en el terreno de juego. Pronuncia mucho la palabra resetearse y admite que cuenta con la ayuda de un coach. “Soy tímido, me lo guardaba todo, me vino bien hablar con una persona que no me conoce y que no estaba en mi día a día. No es periódico, yo elijo cuándo ir a verle”, explica. Fue dando vueltas en solitario a los campos de entrenamiento del Celta cuando inició su primer reseteo. El presidente del club vigués, Carlos Mouriño, le apartó del equipo y le acusó de ayudar a su agencia de representación, de la que participaba el hermano de Iago Aspas, a llevar al Real Madrid al canterano Bryan Bugarín. Mouriño quiso obligarle a que rompiera con su agente. No solo no abandonó a su apoderado, también niega la acusación: “Es de chiste, conocía a Bugarín, pero no en persona y tampoco a su familia”.

“Corriendo en solitario comencé a valorar el otro lado, lo que podían sentir otros compañeros cuando estaban puteados porque no contaban para el club o para el entrenador. El jugador es egoísta y es un error, lo que importa es el colectivo, aunque a ti te vaya mal, si al equipo le va bien, a ti también, aunque estés fuera”, relata convencido. “Busqué tener un día a día que no me hiciera sentir mal las veinticuatro horas. Subían chavales de la cantera a entrenar y jugaban poco. A veces entrenaba con ellos y me esforzaba al máximo para que vieran que tenía ganas, que si yo estaba en esa situación y no estaba cabizbajo ellos tampoco podían estarlo. Los días de partido llegaba al vestuario una hora antes para animar a mis compañeros y cuando acababan también bajaba”. Esa actitud le valió para que su despedida en el vestuario antes de marcharse al Espanyol le marcara. “Hablaron el entrenador, Carlos Carvalhal, y los capitanes para darme las gracias”.

De la convivencia con los canteranos no puede evitar hacer comparaciones con sus primeros años. “Ahora los chavales suben un día a entrenar con el primer equipo y comen con los profesionales, antes eso te lo tenías que ganar. Ahora, el que es respetuoso es el raro y el que protesta mucho es que tiene mucha calle”, lamenta.

Su conflicto con el Celta terminó con la cesión al Espanyol en el mercado de invierno. Ya tenía apalabrado un acuerdo para fichar por el Villarreal al término del préstamo y esto hizo que Luis García le prejuzgara. “Después de cinco o seis partidos sin jugar hablé con él y le dije que me probara de mediocentro, en la base. Coudet ya me hizo jugar ahí porque decía que en la banda solo tocaba 40 balones por partido y que debía tener más peso en el juego. Terminó poniéndome ahí agradeciéndome mi comportamiento. Me dijo que los entrenadores, a veces, etiquetan a los jugadores sin conocerlos. Debía pensar que yo era un caradura, un figurín que no corría y que había venido a pasar seis meses para luego irme al Villarreal. En mi última temporada en el Celta las estadísticas decían que solo Koke había corrido más kilómetros que yo. Con el Espanyol tengo la espina clavada del descenso. Creo que es una historia sin terminar. Ahora veo todos sus partidos”.

En el inicio de su segunda etapa en Villarreal comenzó su segundo viacrucis. La lesión tendinosa en el cuádriceps le dio un primer aviso de casi dos meses de parón. Tras una recaída, cuando parecía que iba a volver, tuvo que operarse. Lo hizo con el prestigioso cirujano finlandés Lasse Lampainen. Este le tranquilizó cuando en pretemporada recayó. “Es el mejor que hay para esa lesión. Me dijo que era normal ese tipo de recaída hasta que el músculo se vuelve a acostumbrar a las cargas de trabajo. Todo ha sido muy pautado con Marcelino y los médicos del club. He jugado tres de los últimos cuatro partidos de titular. De nuevo se trataba de no tener cara de perro ni en el trabajo, ni cuando estaba en casa. Ahora vuelvo a disfrutar”.

Consumidor confeso de fútbol por televisión, el año que ha estado lesionado se ha dado auténticas panzadas. “Soy más de LaLiga que del fútbol internacional, aunque también lo sigo. Mínimo veo los partidos del Celta, el Espanyol, el Barça, el Madrid y el Atlético”. Dice disfrutar con la nueva camada del Celta, Hugo Sotelo y Hugo Álvarez. “El primero me encanta, al segundo lo subió Coudet un día a entrenar con nosotros y se hinchó a meter goles. Le dije al míster que nos los teníamos que quedar”. Y sobre el Atlético, su rival de esta tarde advierte. “Recuperan a Sorloth, que es el jugador que les permite cambiar los partidos en el segundo tiempo”.

Clasificación

Clasificación	PT	PJ	PG	PE	PP
1 RMA	46	20	14	4	2
2 ATM	44	20	13	5	2
3 BCN	39	20	12	3	5
4 ATH	39	20	11	6	3
5 VLL	33	20	9	6	5

Clasificación	PT	PJ	PG	PE	PP
3 BCN	39	20	12	3	5
4 ATH	39	20	11	6	3
5 VLL	33	20	9	6	5
6 MLL	30	20	9	3	8
7 RSO	28	20	8	4	8