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El otro fútbol del Atlético que hizo explotar a Julián Alvarez y paralizó al Bayer Leverkusen

Simeone ordenó a sus jugadores en el segundo tiempo disputar los balones aéreos largos y los saques de banda, pese a su inferioridad de estatura, y también forzar la segunda amarilla de Hincapié

Atlético de Madrid - Bayer Leverkusen
Julián Alvarez celebra uno de sus dos goles al Bayer Leverkusen.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)
Ladislao J. Moñino

Después de la superioridad táctica, el buen juego que exhibió el Bayer Leverkusen, la expulsión de Barrios y el mazazo del gol de Hincapié al límite del primer tiempo, Diego Pablo Simeone tuvo clara la única manera en la que el Atlético podía levantar el partido en el segundo acto. El preparador argentino apeló, en la caseta y al descanso, al llamado otro fútbol. Ordenó saltarse cualquier elaboración desde atrás y animó a sus futbolistas a disputar los balones largos aéreos y las segundas jugadas. “Aunque seamos más bajitos, ellos no pelean tanto los rechaces”, advirtió el Cholo a sus futbolistas. El plan era tan primario como visceral, pero resultó.

El segundo gol de Julián Alvarez nació de una patada larga de De Paul sin dejar caer la pelota después de que Molina le sirviera un saque de banda. Correa, un tapón, la porfió, la ganó y habilitó a su compatriota para que marcara un tanto de superclase. Después de la paliza que se había dado para presionar a Tah o a Palacios cuando el Leverkusen se instalaba en campo del Atlético o para aguantar la pelota y estirar a su equipo, el atacante argentino aún tuvo piernas y cabeza para sentar a Kovar y marcar sin apenas ángulo. La de Julián Alvarez fue la primera gran noche europea como rojiblanco de un futbolista contratado como relevo totémico de Griezmann. “Es un futbolista diferente, que tiene la responsabilidad de esto y la está asumiendo. Tiene todo lo que reúne un jugador para jugar en el Atlético de Madrid y que sea por muchos años. Vino para esto, tiene humildad, trabajo, talento, y gol. Es un chico muy noble y se ha adaptado de menos más al equipo”, le ensalzó Simeone.

Hasta la expulsión de Hincapié, el Atlético se saltó el centro del campo hasta en los saques de banda en campo contrario. Simeone ordenó ponerlos todos en el área para buscar peinadas o rechaces. Se trataba de convertir el partido en una batalla por cualquier pelota. El caldo de cultivo ideal para sumar el fervor de la hinchada a la causa. El tanto del empate también vino de un balón largo a la espalda que Julián Alvarez peleó: primero se lo ganó a Tah y después, con un toque sutil de cabeza a la carrera, se lo echó a su pierna izquierda para que Grimaldo no le interceptara y poder batir a Kovar con un remate mordido y cruzado. “En el primer gol ha hecho lo que debe hacer un delantero: sacar un gol de la nada. Su rol en el Atlético es fundamental, es uno de los mejores delanteros del mundo”, le elogió Xabi Alonso.

De repente, el académico Leverkusen se vio en medio de un partido áspero, de rompe y rasga, frente a un ramillete de futbolistas cancheros como De Paul, Julián Alvarez, Giménez, Llorente, Griezmann o Correa en lo poco que jugó. Buscaron sacar falta en cada contacto para luego jugarlas en largo. Ese tipo de partido no lo supo competir el campeón alemán pese a contar con un futbolista más durante 50 minutos. “El Atlético ha llevado el partido a su terreno. Ellos juegan mucho con esa manera de hacer jugar y conectar con el público, por eso han hecho tantas remontadas esta temporada. El 1-1 nos ha hecho daño. Nos ha generado dudas atrás y el partido ha entrado en descontrol, se ha abierto demasiado y perdimos las buenas ideas en ataque. No supimos entrar al área”, se lamentó Alonso.

El Leverkusen se quedó varado frente la línea de tres que componían De Paul, Llorente y Griezmann por detrás de Julián Alvarez y por delante los cinco defensas rojiblancos. Simeone también fijó a Frimpong con la entrada de Reinildo y a diferencia del primer tiempo, ya no cayó en la trampa de Alonso, que metió a Hincapié como falso lateral para que Grimaldo rompiera por el centro. El repliegue del Atlético fue intenso y logró que Oblak no tuviera que intervenir en todo el segundo tiempo salvo para interceptar centros al área. “El segundo tiempo fue encomiable, lindo de ver, entusiasta en cada jugada y en cada duelo. Fue mucho más allá de remontar, hay más, el equipo jugó con inteligencia y valentía para presionar y que no nos encerraran del todo y para buscar esos pequeños detalles. Afortunado soy yo por tener receptores de mis mensajes”, se felicitaba Simeone.

Entre esos pequeños detalles que Simeone explicó en el descanso también estaba el tratar de buscar la segunda amarilla de Hincapié o Wirtz, ambos amonestados en el primer tiempo. Fue Giuliano Simeone el que la forzó y la jugada nació de otra segunda jugada que primero peleó Julián Álvarez y Griezmann la ganó para lanzar la contra. “Estuvimos viendo quién tenía amarilla de ellos para encararlo. Con la segunda a Hincapié podíamos igualar el partido para no tener que redoblar esfuerzos hasta el final y pudimos tener la pelota y sacar el partido adelante”, relató el hijo de Simeone, aclamado por una hinchada que le reconoce que lleva en la sangre la energía de la que tanto predica su progenitor como elemento imprescindible para competir en noches tan homéricas.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.
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