Ander Herrera sigue la senda de Muniain y se va al Boca Juniors

Rodeado de una multitud en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, Ander Herrera (Bilbao, 35 años) recibió el pasado miércoles su primer baño de masas por parte de la afición de Boca Juniors que le esperaba con ansiedad, antes de pasar el reconocimiento en el centro médico Genea, en el número 378 de la avenida Martín García, curiosamente junto al Parque Lezama, a solo un kilómetro de la Bombonera. Desde Lezama, donde el martes recogía sus cosas, hasta Lezama, a 10.315 kilómetros. Ya está a las órdenes de Fernando Gago, y podrá disputar el Mundial de clubes, en el que jugará su antiguo equipo, el PSG, además de Madrid y Atlético, el próximo verano.

Herrera continuará su carrera futbolística en Boca Juniors, tal como difundió el club bonaerense, poco más tarde de que el Athletic anunciara la rescisión de contrato del futbolista tras agradecerle los servicios prestados. Después de iniciar su trayectoria en el Zaragoza, recalar en el equipo bilbaíno, y luego fichar, cláusula de rescisión mediante, por el Manchester United para ser transferido al PSG y volver a Bilbao, ha decidido ahora probar suerte en Argentina. En el vuelo de Iberia que le trasladó a Argentina, el hasta ahora jugador del Athletic coincidió con Gonzalo Montiel, que deja el Sevilla para firmar por el eterno rival de Boca Juniors, el River Plate.

Nada más aterrizar, Herrera fue abordado por los periodistas, ante los que manifestó que “Boca es un club gigante, especial. Con una historia única y con una gran pasión”. Además, confesó que, “mi padre trabajó acá mucho tiempo, me habló mucho de Boca y mantengo esa pasión desde niño”. Pedro Herrera, su progenitor, fue también futbolista y además, secretario técnico del Celta y del Zaragoza, el club en el que empezó a jugar Ander, que sintió a la afición del Boca Juniors como aficionado. “La pude vivir como hincha y como jugador me han dicho que es algo único, que se te pone la piel de gallina. Intentaré disfrutar”.

Ander se une a Iker Muniain en su aventura argentina, que hace unos meses dejó el Athletic para fichar por el San Lorenzo de Almagro. En ambos casos ha tenido mucho peso el deseo de vivir una aventura casi romántica al final de sus carreras deportivas, por cuanto la cuantía económica de sus nuevos contratos, aunque Herrera será uno de los jugadores mejor pagados de Boca, podría haber sido superior en otros destinos. El ya exjugador del Athletic se va sin acabar el contrato que había suscrito el pasado verano por una temporada, después de cumplir los dos que había firmado cuando dejó el París Saint Germain. En estas dos campañas y media, Ander Herrera no cumplió del todo las expectativas por las que fue fichado, en gran parte por las lesiones musculares que sufrió. En su primera campaña, la 2022-2023, estuvo de baja cien días por cinco dolencias que llegaron a desesperarle, y que incluso le hicieron valorar la opción de retirarse. Acabó jugando solo 860 minutos en 20 partidos, once de ellos como titular y ninguno completo.

La temporada pasada mejoraron sus números. Jugó 12 partidos como titular —cuatro de ellos completos— y 15 saliendo desde el banquillo, con un total de 1.235 minutos, pero las dos lesiones musculares que sufrió le apartaron de los entrenamientos durante 74 días. En la media campaña hasta su fichaje por Boca Juniors, ha estado 37 días de baja y ha jugado 418 minutos repartidos en 13 partidos, tres de ellos como titular, en todas las competiciones.

Para Ernesto Valverde, que habló del asunto con el jugador en el vuelo de vuelta de la Supercopa de Arabia Saudita, “era su deseo y al final está allí”. Según el técnico, “lo que haremos es dar oportunidades a los que están aquí”. Aunque, “Ander nos ha ayudado mucho en este tiempo, también la verdad que hay otros que han jugado más. Al final ha sido algo rápido”.

Además de Herrera, otro jugador del Athletic, Alex Padilla (Zarautz, 21 años), voló a través del Atlántico para incorporarse a los Pumas mexicanos. El guardameta, que ha jugado ya cinco partidos con el primer equipo rojiblanco, se marchó en calidad de cedido después de que Unai Simón volviera a recuperar la portería después de su operación de muñeca.