El formato de Supercopa que casi garantiza los clásicos
Hasta 2019, el Real Madrid y el Barcelona solo jugaron entre ellos un 21% de las 33 ediciones disputadas, desde que se juega a cuatro, un 66%
Cada temporada, desde que Luis Rubiales trasladó la competición a Arabia Saudí, la Supercopa de España se convierte en motivo de controversia por razones diversas. Algunas de ellas se refieren a la distancia, que hace imposible el desplazamiento masivo de aficionados, como denunciaba Iñaki Williams, jugador del Athletic. “Para mí no tiene ningún sentido que juguemos en Arabia, pero el fútbol está ahora así, es una lástima y para mí es una pena”, apuntaba tras la semifinal frente al Barcelona. “Un partido tan atractivo como este, si se hubiese jugado más cerca, el campo se hubiese llenado con muchísimos aficionados nuestros”. Otras críticas se centran en la vulneración de los derechos humanos en el país anfitrión, al que se atribuyen necesidades del lavado de su imagen ante el mundo, y por supuesto, en el reparto de los beneficios del torneo, que favorecen a los equipos grandes, como denunciaba el propietario del Mallorca, el estadounidense Andy Kohlberg, en sintonía con el presidente del Athletic, Jon Uriarte. “Todos los clubes deberían recibir la misma cantidad por venir y después un extra por llegar a la final y por ganar. Pero por estar aquí, todos deberían recibir lo mismo”. Los dos equipos “menores”, uno de ellos, ganador de la Copa del Rey, se llevan menos de la mitad de la comisión de cuatro millones de euros de Gerard Piqué por cada edición del torneo. El Athletic se embolsa dos millones, 850.000 euros el Mallorca, más de siete millones el Madrid y alrededor de esa cifra, el Barcelona. El ganador suma dos millones más.
Uriarte matizó que el Athletic trabajará en silencio para intentar cambiar la sede. “En un mundo ideal en el que mantenemos estos niveles de ingresos a nosotros nos encantaría que la competición se celebrara en nuestro entorno para que nuestros aficionados y aficionadas puedan disfrutar de estos partidos. Es algo por lo que el Athletic luchará y colaborará con la Federación para que se pueda dar en futuras ediciones”.
Pero no es fácil obtener ese dinero sin un país como Arabia Saudí que lo ponga encima de la mesa para lavar su imagen. Además, en ese diseño, a los aficionados saudíes, y a sus dirigentes, la presencia de equipos al margen del Real Madrid o el FC Barcelona, casi les incomoda. El acoso que sufrieron los familiares de los futbolistas del Mallorca a la salida del estadio de Yeda, denunciado por la mujer de Dani Rodríguez. “La salida ha sido un poco complicada con los niños, y hemos estado sin seguridad”, denunciaba Cristina Palabra a Esports IB3. “Nos han estado acosando”. También denuncian situaciones similares los vídeos publicados por seguidores del Athletic, rodeados e increpados en la primera semifinal. Una muestra de que en Arabia Saudí, lo único que quieren es ver un clásico en su estadio.
Y lo cierto es que el formato adoptado desde que la Supercopa se celebra allí, parece adaptarse a las necesidades del país que paga. Desde que se instauró, en 2020, la nueva forma de competición, adaptada para celebrarse fuera de España, los saudíes han podido presenciar cuatro enfrentamientos entre el Real Madrid y el Barcelona, uno de ellos en semifinales, en 2022, y los otros tres en la final, en las tres siguientes ediciones incluida la presente. En ese formato a cuatro que se ha disputado seis años, solo en las temporadas 19/20 y 20/21 no hubo clásico, además, uno de esos torneos no se jugó en Arabia Saudí, porque en 2021, una semifinal, ganada a penaltis por el Barça a la Real Sociedad, se disputó en el Arcángel de Córdoba, y la otra, en la que el Athletic venció al Real Madrid, fue en La Rosaleda de Málaga. La final en la Cartuja (3-2) fue para los bilbaínos. La pandemia aconsejó jugar el torneo a puerta cerrada. El Athletic también dejó fuera de la final al Atlético de Madrid en 2022, impidiendo un derbi madrileño en la final que ganó el Real (2-0).
Esa repetición de clásicos, tan frecuente desde el cambio de reglas, no había sido tan habitual con el formato inicial, cuando jugaba el campeón de Liga contra el de Copa, o en su defecto, el subcampeón del campeonato de España. Se jugó en 33 ediciones desde 1983, cuando la Real Sociedad se la ganó al Real Madrid. Hubo dos supercopas que se llevaron de oficio el Athletic y el Real Madrid, por haber conseguido el doblete Liga y Copa, y en las temporadas 86/87 y 87/88 no se disputó porque Real Madrid y Zaragoza, que eran los dos equipos contendientes, no llegaron a un acuerdo para las fechas de su celebración.
En el resto, solo en siete ocasiones (un 21%), hubo enfrentamiento entre Real Madrid y Barcelona, frente al 66% desde que se juega a cuatro. Aunque es un duelo lógico entre los mejores clubes españoles, fue a la quinta cuando se jugó por primera vez, en 1989. A doble partido ganó el Madrid (3-2), que repetiría dos años más tarde (5-1). La tercera se demoró tres años más, en la 93/94. Volvieron a ganar los blancos (4-2), y en la 97/98, otra vez (5-3). Luego pasaron 14 años hasta que, por fin, el Barça le ganó una Supercopa al Real Madrid (5-4) en la 2011/12, pero respondieron los madrileños un año más tarde (4-4), con la ventaja de los goles a domicilio. Después, otro lapso de cinco años y el sexto clásico a doble partido ganado por el Real (5-1) en la 2017/18. Esa fue la última vez del antiguo formato. El nuevo, casi garantiza los clásicos. La del domingo será la tercera final seguida con un Madrid-Barça, un récord. Como Arabia Saudí demanda.
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