El maratón de Fede Valverde: 34 días en un avión
El uruguayo, que recupera el gol de larga distancia, es el jugador de la Liga que más ha viajado entre su club y la selección desde la temporada 2018-19
En el verano de 2022, en un vídeo del Madrid para sus redes sociales, le preguntaron a Fede Valverde en qué posición jugaría si no fuera en el medio. “Central, repartiendo palos”, respondió entre risas. Curiosamente, esa es una de las pocas demarcaciones del centro del campo para atrás que no ha probado en los últimos meses. El jugador cemento del equipo blanco ha sido pivote, interior, extremo y lateral derecho. “A mí no me importa si a alguien le gusta o no que juegue de extremo porque con Valverde ahí hemos ganado dos Champions”, dejó caer Carlo Ancelotti hace una semana, una frase que fue interpretada como un mensaje al entorno del jugador.
El uruguayo regresa para la final de la Copa Intercontinental contra el Pachuca a los pasillos del reluciente Lusail, de donde salió hace dos años en el Mundial como un alma en pena tras caer derrotado contra Portugal en la fase de grupos, la derrota que terminaría condenando a Uruguay. Pero aquel breve, y amargo, paso por Qatar contrasta con la continuidad que ha tenido desde entonces. Su carrera se ha convertido en un maratón sin puntos de avituallamiento. Nunca hay descanso para él. “Es un caso especial”, admitía en Bérgamo el técnico italiano.
El último partido que se perdió por lesión con el Madrid data de antes, incluso, de la cita mundialista. Ocurrió en octubre de 2022, en Leipzig. Sus músculos resisten y él tampoco desea parar para repostar. Hace justo un año, cuando Ancelotti le comunicó en el descanso del choque intrascendente de la liguilla de Champions en Berlín, ante el Unión, que no salía en la segunda parte para darle algo de tregua, él no ocultó su gran cabreo en el vestuario, según cuenta una fuente que presenció la escena. Quería un poco más, disputar, al menos, el inicio de la segunda parte.
Mismo despliegue en la nueva medular
Su bolsa de horas acumuladas por encuentros jugados se ha revelado como un pozo sin fondo. Según los registros del sindicato mundial de futbolistas Fifpro, en las tres últimas temporadas (la contabilidad de la actual llega hasta mediados de octubre), es el jugador de campo de la Liga con más minutos entre su club y la selección (13.104), por delante de su compañero alemán Antonio Rüdiger (12.580) y el polaco Robert Lewandowski (12.183).
El contador de partidos no se detiene y su cuentakilómetros en los aviones se ha disparado por su condición de fijo con Uruguay. Un factor de riesgo, según insisten todos los analistas, para protegerse de las lesiones en unos tiempos de calendarios infinitos. Toda una prueba de estrés para su motor que, de momento, responde sin problemas cada tres días. Las cifras de Fifpro desde la campaña 2018-19 hasta mediados de octubre lo sitúan como el jugador del campeonato español que ha pasado más tiempo de viaje entre su club y su país (49.078 minutos, el equivalente a 34 días), y el que más distancia ha recorrido (616.949 kilómetros). Ha cambiado 334 veces de zona horaria. El segundo en este periodo es el argentino Rodrigo de Paul: 45.342 minutos (31 días y medio).
Con su país y en el Bernabéu, todos los caminos pasan por Valverde, en la posición que sea. El pasado sábado, en Vallecas, una de las sustituciones ofensivas finales en busca del triunfo fue devolverlo al lateral derecho para sacar otro delantero (Endrick). Donde no se le han notado hasta ahora grandes cambios es en su participación en la salida del balón. En un momento de orfandad en el centro del campo tras la autojubilación de Toni Kroos —de quien heredó el dorsal ocho—, y con dificultades para encontrar futbolistas que inicien una cadena de pases bien articulada, no se han apreciado muchas novedades en las funciones del uruguayo. La responsabilidad ha recaído más en el discutido Tchouameni, Camavinga, Modric, ahora Ceballos y algo Bellingham. O en el clásico balón largo de Rüdiger. Él, más capacitado para la conducción, se sitúa a menudo un peldaño por encima de la base cuando el Madrid trata de salir con la pelota jugada. Su especialidad sigue siendo tapar todas las vías de fuga y, de nuevo, amenazar arriba desde la larga distancia.
Cuatro goles lejanos, el que más
El uruguayo ha vuelto a despuntar con la piedra que tiene en el pie derecho, como lo describió hace dos años Carletto. En Vallecas, un zurriagazo encendió al Madrid y lo convirtió en el futbolista de las cinco grandes Ligas con más goles desde fuera del área (cuatro), según la estadística de Opta. Le siguen con tres Cole Palmer (Chelsea), Matheus Cunha (Wolverhampton) y Giovani Lo Celso (Betis).
Este curso, de cada tres tiros suyos a portería en el campeonato, uno termina dentro. Una cifra que lo acerca a su gran explosión anotadora previa al Mundial de 2022. Entonces, de agosto a noviembre metía cada 2,3 disparos a puerta.
Goles y sudor en el futbolista llave que abre casi todas las puertas de Ancelotti del centro del campo hacia atrás. Esta campaña, el único encuentro del que se ha ausentado fue uno de Uruguay ante Venezuela, en septiembre, y fue por acumulación de amarillas.
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