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Salomón Rondón, delantero del Pachuca: “El boxeo me ha ayudado a moverme mejor en el campo”

El venezolano de 35 años, ex de Las Palmas y el Málaga, se enfrenta al Real Madrid este miércoles en la final de la Intercontinental, a la que dice que llega “en el mejor momento” de su carrera

Salomón Rondón celebra el pase a la final de la Intercontinental.
Salomón Rondón celebra el pase a la final de la Intercontinental.jose bretón
Lorenzo Calonge

Toda la carrera deportiva de Salomón Rondón (Caracas, 35 años) se concentra en el termo de agua que usa para prepararse el mate. Ahí tiene las pegatinas de cada club por el que pasó. Desde Las Palmas, su primer equipo en Europa; y el Málaga, con quien alcanzó la Champions; a su actual Pachuca mexicano, rival del Madrid en la final de la Copa Intercontinental de este miércoles en Doha (18.00, Telecinco). “Estoy en mi mejor momento”, proclama al otro lado de una videollamada entre sorbito y sorbito. “Y no me sorprende, me cuido bastante. Ahora llevo justo dos años sin parar. Hice 2023 entero con River Plate, llegué un 29 de diciembre al Pachuca, pasé Año Nuevo en el hotel y hasta hoy”, afirma el venezolano.

A la cita con los blancos se clasificó tras superar en una tanda de penaltis límite al Al-Ahly egipcio, en la que él falló el primero. “Nunca bajamos los brazos y supimos tener la calma necesaria”, celebra el MVP del Pachuca campeón de la Champions de la Concacaf (Norteamérica, Centroamérica y Caribe). En la fase de eliminatorias, él anotó nueve tantos y en todo 2024 suma 26.

Quizá toda su vida habría sido diferente si su padre le hubiera dado la razón sin más en una cena en casa cuando él tenía 14 años. “Le dije a mi papá que no quería jugar más al fútbol porque me había enamorado del baloncesto gracias a Michael Jordan. Me respondió que llevaba mucho tiempo para dejarlo de una manera tan repentina. Tuvo toda la razón y le hice caso, aunque lo sigo practicando en mis ratos libres. Soy base y me desconecta bastante”, explica el atacante, que lleva el 23 por el mito de los Bulls.

El boxeo tampoco lo ha abandonado y en el ring, asegura, se encuentra una de sus armas como goleador. “Cuando juegas de espaldas siendo tan alto (1,90), el boxeo te ayuda a ganar unos segundos gracias a los movimientos de pie. Los defensas te agarran y tú intentas zafarte. Lo practico siempre que puedo. En Málaga tengo sacos de boxeo”, apunta. “Siempre me llamó la atención que una persona se subiese ahí para que le caigan a golpes durante 12 o 15 round de tres minutos, y como entrenamiento físico es increíble. No te da tiempo ni a respirar”, exclama este corpachón, que fue incluido entre los 21 delanteros nominados a los Premios The Best.

Rafa Benítez me enseñó que un nueve debía moverse para crear espacios

El Insular de Las Palmas y el exitoso Málaga de Manuel Pellegrini fueron su puerta de entrada a la élite, pero se aburrió del buen tiempo y en La Rosaleda también necesitaban ingresar, así que se marchó al frío ruso en 2012. Al Rubin Kazan y luego al Zénit, aunque donde más le encogió la temperatura fue en Newcastle. Allí, en medio del viento y la humedad del norte de Inglaterra, Rafa Benítez le abrió los ojos en 2018. “Me enseñó que un nueve no tenía que ser solo un delantero estático esperando la pelota, sino que también debía moverse para crear espacios. Esa temporada hice una buena dupla con Ayoze Pérez, y terminé con 12 goles y siete asistencias. Es raro que un nueve haga siete asistencias. Era un delantero físico, típico de la Premier, pero con movilidad”, destaca el venezolano.

“El fútbol ha mutado muchísimo”, analiza el atacante, que llegó a España en 2008. “Hoy el delantero tiene otro rol, se sacrifica más. A mí lo que más me ha costado es presionar la salida de balón. Antes no se veía una presión tan intensa del medio del campo hacia adelante, pero uno tiene que evolucionar. Es lo que me ha tocado, aunque no he perdido mi esencia. Te empapas de los jugadores a tu alrededor sin perder la rudeza y brusquedad del típico nueve. Mi trabajo siempre ha sido referenciar a los centrales, jugar de espaldas al arco y crear espacios”, explica Rondón, que ya piensa en ser entrenador. “A los delanteros les pediré que presionen, por supuesto. Ellos tienen que venir con ese chip. Lo ven en este fútbol, yo no lo veía. Ni lo vi ni lo practiqué en infantiles”, puntualiza.

Vinicius no es de mi total agrado porque hace cosas que no me parecen correctas

Antes de eso, apura también su última opción de disputar un Mundial con Venezuela, con la que acumula 45 tantos en 115 choques. Su selección nunca se ha clasificado. Ahora son octavos de diez, a un punto de la séptima plaza de Bolivia, que da acceso al playoff. “Son las eliminatorias más complicadas porque hay elementos más allá del fútbol. Tenemos la altura de Bolivia, que antes se jugaba a 3.100 metros y ahora a 4.200. Está el calor de Barranquillas, que te provoca una deshidratación severa. En Venezuela jugamos contra Argentina en un campo lleno de agua porque llovió, y luego te vas al invierno de Argentina, Chile o Uruguay”, detalla Rondón.

En los duelos con Brasil se ha cruzado dos veces con Vinicius, rival en Doha y también el próximo verano en el Mundial de Clubes, ya que el Pachuca comparte grupo con los blancos. “Sinceramente, no es de mi total agrado porque hace cosas que no me parecen correctas, pero tiene unas cualidades impresionantes después de que la gente se burlara de él. Que no haya ganado el Balón de Oro no disminuye su carrera. De todas formas, yo me enfrenté más veces a Neymar, a quien veía más ganador de este premio por cómo encandiló a todos”, concluye Rondón en la previa de la final de la Intercontinental.

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