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Álvaro Morata, entre la depresión y el fútbol, la resiliencia

El capitán de la selección española, que supera un delicado momento personal, se reencuentra con el gol en Córdoba gracias al apoyo de la afición en el Arcángel

Álvaro Morata
Álvaro Morata celebra el segundo gol de España ante Serbia en el Arcángel.Jon Nazca (REUTERS)
Juan I. Irigoyen

La vida futbolística de Álvaro Morata salta de las luces y a las sombras, siempre con la resiliencia como el arma más poderosa del delantero, incluso, por momentos, más poderosa que sus goles, 257 en total, 37 con la camiseta de España. Aunque, en realidad, es la vida en general de Álvaro Morata la que salta del brillo a la oscuridad. Ahora también le toca sobreponerse a la ruptura con la madre de sus cuatro hijos, Alice Campello, una separación demasiado mediática para un futbolista, que se suma a su racha de dificultades emocionales. “Al final, para mí lo mejor era irme de España porque llegó un momento que no lo podía soportar”, reveló, en una entrevista en la Cadena Cope, su decisión de marcharse del Atlético de Madrid para regresar a la liga italiana. Esta vez, para vestir la camiseta de otro grande, uno más en su carrera: el Milán.

Solo hay tres futbolistas en la historia de la selección española que han sido citados para la absoluta en cinco etapas diferentes de su carrera. Morata ha sido convocado para jugar con España cuando estuvo en el Real Madrid, en la Juventus, en el Chelsea, en el Atlético y ahora también que se mudó con sus goles a Milán. Un récord que comparte con el máximo goleador de la historia de la Roja, David Villa (52 dianas), que voló hasta Las Rozas desde el Zaragoza, el Valencia, el Barcelona, el Atlético y el New York City; y también con Julio Salinas: el Athletic, el Atlético, el Barcelona, el Deportivo y el Sporting.

Morata cambia de piel en los grandes equipos de Europa, pero no rompe su lazo con la Roja. De hecho, su efectividad goleadora con España es superior a la que tiene en sus equipos. En la Juve, por ejemplo, en el que más duelos disputó (185) tiene un promedio goleador de 0,32. En el Atlético fue de 0,38 por el 0,33 que firmó en el Chelsea y en el Real Madrid. En el Milán, por ahora, suma una media de 0,28. Con la selección, en cambio, su promedio sube a 0,45. En el camino, sin embargo, ha tenido que aguantar pitidos, como en el amistoso frente a Brasil de marzo, pero esencialmente dudas sobre su fútbol. “Nadie está preparado para que le piten en casa. Yo no lo estaba para manejar aquello”, contó el capitán de la Roja.

Fue después de recibir el apoyo de Iniesta y de Bojan cuando Morata decidió no bajarse de la última Eurocopa que terminó levantando en Berlín. “Si no llega a ser por Andrés y Bojan no hubiese jugado esta Eurocopa. Han pasado momentos como los que yo he pasado. Y me han enseñado que hay luz al final del túnel”, confesó. Incluso hasta se volvió a plantear dejar la selección tras el éxito de Alemania. Esta vez, fueron sus compañeros y Luis de la Fuente los que lo convencieron de seguir al frente del vestuario. “En mi cabeza era mi último torneo y lo que me pedía el cuerpo era disfrutar de otras cosas. Pero mis compañeros y el míster me pidieron que siguiera, que era importante para ellos. Y cuando a uno le hacen sentir importante es feliz. Por eso ahora estoy con fuerzas y ganas de disfrutar lo que me quede”.

En pocos lugares se sintió tan feliz como en Córdoba. Vacío de goles con la Roja desde que había marcado en el estreno de la Euro ante Croacia, Morata falló su segundo penalti de cuatro intentos con España. “Es lo que toca, se me ha levantado el césped por ir con demasiadas ganas. El próximo penalti que tire con lluvia iré con menos ganas. Es fútbol también. Hasta los mejores de la historia también han fallado, ¿cómo no voy a fallar yo?”, justificó el 7. Pero la hinchada del Arcángel no señaló al capitán, al contrario. “Morata, Morata, Morata”, comenzaron a cantar. Un combustible de cariño para el delantero que, minutos después, se reencontró con la red después de tres grandes ocasiones falladas y un total de cinco remates.

“Gran parte de mi infancia la he pasado en Córdoba. Tengo recuerdos maravillosos aquí. Solo puedo agradecer a la gente de Córdoba cada vez que vengo aquí, el cariño que me dan. Ojalá pudiera devolvérselo uno a uno a todas estas personas. Hoy me han ayudado a seguir peleando”, expuso el delantero. Es pelear justamente, el leitmotiv de la carrera de Morata, en realidad el de su vida. Y no tiene problemas en hablarlo: “Ocho de cada diez jóvenes sufre estas cosas y mucha gente tiene miedo a decirlo. Mi objetivo no es dar pena, ni llorar ni quejarme, acepto críticas sobre mi trabajo. Lo único que quiero es dar naturalidad a un tema importante”.


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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.
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