La Real Sociedad somete al Celta y ya está en semifinales de la Copa
Un gol de Oyarzabal en el minuto 2 despejó el camino de los donostiarras frente a un rival sin ideas
La Real Sociedad fue superior al Celta y está en semifinales de Copa a la espera de rival. Casi sin despeinarse, en ventaja desde el inicio, los de Imanol fueron mejores, pese al resultado final, y se merecieron el premio de jugarse a dos partidos el acceso a la disputa del campeonato de España.
Quiso Benítez darle una vuelta de tuerca al equipo que apenas unos días antes había caído ante la Real en la Liga, “porque no somos tontos y aprendemos de los errores”, pero para el minuto 2 ya había mordido el polvo en un saque de banda largo, varios rebotes, la asistencia de Merino, que las ganó todas por el aire y también a ras de suelo, y el remate del oportuno Oyarzabal, siempre en el lugar adecuado.
El equipo céltico, tan novedoso, queriéndose parecer al que desarboló al Valencia en la anterior ronda, fue una amalgama de individualidades, que no una suma. Con el marcador en contra desde tan pronto, quien más se movía era Iago Aspas, pero sin posibilidad de intervenir, porque calentaba banquillo. Los del césped no se entendían, se enredaban, tropezaban y perdían balones constantemente, y a su pesar. Remiro, allí, en la portería, chupando humedad, que el río pasa cerca, sin más trabajo que estar atento a lo que pasaba más allá de su área, porque sus rivales no encontraban ni la más mínima conexión.
Mientras el Celta, sufría en cada jugada a balón parado, y hubo unas cuantas, o cuando el novel Becker desplegaba sus encantos, y su velocidad, en sus primeros minutos con la camiseta de la Real, que estuvo más cerca del segundo que de que el equipo vigués empatara. La mejor noticia para el equipo celeste fue irse al descanso con un marcador tan exiguo para la Real, porque en la presión ganaba siempre el equipo donostiarra, en el cuerpo a cuerpo también, y en el territorio de las ideas, el grupo de Imanol tenía una muy definida, y al Celta no se le encendía la bombilla. La peor noticia para la Real fue la pérdida por lesión de Tierney. El jugador escocés se une a la maldición de los laterales blanquiazules, que caen partido a partido en las últimas jornadas.
Apretó más el equipo de Benítez en el comienzo de la segunda parte, pero veía la portería de la Real desde muy lejos. Cuando salieron al campo Aspas y Mingueza no era tarde, pero como si lo fuera, porque no habían tocado el balón todavía cuando Brais, cuña de la misma madera, vio el desmarque del debutante Becker, que arrancó desde su campo para plantarse ante Villar, que andaba a media salida, y marcar el segundo de la Real Sociedad.
Generó más peligro Aspas en los tres primeros balones que llegaron a sus pies, que el resto del elenco atacante del Celta en todos los minutos anteriores. No le quedaba otra al capitán que intentarlo por su cuenta, aunque le resultaba muy complicado con un rival cómodo atrás, con los tres centrales que ordenó Imanol para no sufrir ante el previsible zafarrancho del equipo gallego, con Sadiq de palomero, buscando su carrera, una vez que se retiró Becker, que llegó y besó el santo en Balaídos.
No pasó nada más, porque ni la Real lo necesitaba, ni el Celta podía, aunque marcara De la Torre en el descuento para dar picante a los instantes finales, así que, resignados, los de Benítez se quedan fuera y los donostiarras, en la semana de la Tamborrada de San Sebastián, entonan la marcha de Sarriegi camino de las semifinales. Casi sin despeinarse.
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