La defensa golea en el Barça
Koundé y Balde resuelven finalmente en acciones individuales una eliminatoria que estuvo muy igualada por parte de Unionistas de Salamanca
El amor propio de los defensas, tan erráticos en su área como certeros en la contraria, resolvieron un partido tan visto como aburrido del Barça. A falta de juego colectivo, se imponen las soluciones individuales, indispensables para sortear también las eliminatorias de Copa. Aparecieron Koundé y después Balde para marcar dos goles que acabaron con las ilusiones de Unionistas, un equipo que se batió muy bien hasta la hora de partido, solo vencido por la eficacia de los zagueros del Barcelona. No había más alternativa que ganar o ganar —más que jugar— para un equipo que afronta cada cita del mes de enero como una final como es el de Xavi. Ausentes los delanteros, fueron quienes intentan evitar los goles los que dieron un paso adelante como pedían el técnico y el presidente Laporta.
Unionistas desfalleció cuando le remontaron el gol de Álvaro Gómez. El equipo que entrena Dani Ponz compite para estar a la altura de un club del que se habla mucho y bien por joven (2013), popular y democrático (cada socio un voto), así como por bien gestionado (deuda cero), siempre respetuoso con la esencia de la histórica UD Salamanca. La meta es subir una categoría más después de cuatro ascensos y alcanzar la Primera RFEF. La Copa ya es una bella historia que se acabó después de eliminar al Sporting y al Villarreal y caer ante el Barça
Tardó en corregirse el Barcelona en Salamanca. Las concesiones se suceden en cualquier campo y torneo sin reparar en el rival porque el equipo es muy permeable en la medular y no sabe cómo cubrir el campo abierto entre los centrales y el portero Peña. Al guardameta le cuesta salir, Koundé no sabe achicar los espacios y los medios y delanteros son una máquina de perder balones ante el desespero de Xavi. No se había cumplido ni un minuto de juego y Losada dispuso de un mano a mano con Iñaki Peña después de una jugada pésimamente defendida sobre todo por Balde y Koundé. No cayó el gol a los 53 segundos seguramente porque Losada no es Vinicius o todavía estaba muy frío para penalizar el boquete abierto en la cancha del Barça.
Los azulgrana no sabían cómo defender y ataban mal, demasiado previsibles y poco profundos, excesivamente lentos y alejados del área de Iván Martínez. Aunque tomaron pronto la pelota, no alcanzaban posiciones de remate ni generaban ocasiones, salvo cuando comparecía el juvenil Marc Guiu, el delantero que decidió el partido contra el Athletic, titular en Salamanca por delante de Lewandowski y sorprendentemente de Vitor Roque. Guiu fue el único que enganchó un remate rechazado por el meta local antes de que marcara Álvaro Gómez después de cruzar a bote pronto en el segundo palo un centro desde la izquierda de Serrano.
Las selectivas transiciones de Unionistas eran más emocionantes y dañinas que la pesarosa ofensiva del Barcelona. El fútbol azulgrana resultaba tan plano y quieto en el campo contrario como pasivo en el propio ante el jolgorio de los más de 6.200 hinchas del Reina Sofía. El equipo charro se animó tanto que el 2-0 no llegó por muy poco en una llegada de Rastrojo neutralizada por Peña. La ambición le costó el empate a Unionistas porque al córner concedido por el arquero siguió un largo contragolpe tirado por João Félix que culminó Ferran. Insustancial en la elaboración, empachado de balón y sin dinamismo, pese a juntar a los titulares, el Barça había entrado en el partido en una carrera de área a área acabada por Ferran.
Acertó un delantero para suerte de una defensa presa de la desidia, igual de vulnerable por el centro que por las bandas, sin ningún futbolista con la jerarquía suficiente para gobernar el partido por más que jugara De Jong. Ante la falta de ritmo, la pelota siempre el pie, el técnico azulgrana recurrió de golpe a Pedri, Lewandowski y Gündogan después que ya hubiera debutado a los 16 años el central Marc Cubarsí.
El gol, sin embargo, lo marcó Koundé. Avanzó el central con el balón y, como los zagueros simplemente le flotaban, sacó un tiro fuerte y cruzado al poste izquierdo de Martínez. También se redimió Balde con una diagonal que cerró con un tiro imparable para el portero de Unionistas. El 1-3 acabó con el suspense para suerte del Barça mientras que el equipo charro, más desmoralizado que agotado, oxigenado por las sustituciones, exigía a Peña en un par de ocasiones para contentar a la hinchada del Reina Sofía. No olvida el equipo que el césped natural fue financiado con el dinero recaudado entre los 4.800 socios, razón de más para sudar hasta que el árbitro pita el final en el Reina Sofía. El alivio azulgrana fue mayúsculo después de dos goles por sorpresa en un partido de tantos y vital para sobrevivir sobre todo en la Copa.
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