Apoteósico Girona, líder después de desbordar futbolística y tácticamente a un desnortado Barcelona
El equipo de Míchel ocupa el primer puesto de LaLiga en solitario, con siete puntos de ventaja frente a los azulgrana y dos por encima del Real Madrid
El fulgor del Girona alcanzó Montjuïc y cegó al Barça ante el asombro del Madrid. El deslumbrante plantel de Míchel salió líder del campo en el que ahora juega el Barcelona. El triunfo fue histórico para un equipo histórico por su clasificación, por el marcador, por su fútbol, por los detalles y por ser quien era el rival, el club vecino y amigo y el que presume también de llevar la bandera del país y del buen juego, como es el Barça. Jugó mucho mejor el Girona, que ya no comparte aliados, sino que camina decidido por la llamada dimensión de Míchel. Ya no se sabe hasta dónde llegará después de ganar por vez primera al Barcelona. No hay rival ni presión que valga para un equipo tan convincente y excitante como es el Girona.
Xavi tenía una alineación mientras que el Girona presume de un equipo de autor de nombre Míchel. No solo está muy bien trabajado sino que actúa de manera organizada y muy valiente, tan seguro de sí mismo como capaz de diagnosticar y penalizar las deficiencias del adversario, muy manifiestas en el Barcelona. El plan de Míchel desnudó a los azulgrana, que siempre fueron a remolque, atropellados por la osadía del Girona. Las llegadas, las ocasiones y los goles blanquirrojos se sucedieron en el portal de Peña. El Barça solo embistió, muy descompensado y desnortado, alejado ya siete puntos de la cabeza de la Liga y por tanto del Girona.
Xavi se quedó con el once titular que encontró en el partido contra el Oporto. No hay más duda desde entonces que la de saber si de lateral derecho jugará Koundé o Araujo. El francés ocupó la banda para tomar inicialmente a Savinho. No es nada fácil defender al Girona porque tiene muchos registros en ataque y diferentes variantes para dar salida a la pelota por el buen pie de sus zagueros y del meta Gazzaniga. Así se advirtió nada más empezar el partido cuando Yan Couto habilitó la carrera a campo abierto para Tsygankov y el centro del ucranio desde la izquierda fue rematado a la red en el segundo palo por Dovbyk, un gigante que tiene muy buena cintura y mejores pies y que ya cuenta ocho goles en la Liga.
Las transiciones y la profundidad de los blanquirrojos por los costados desquiciaban tanto a Christensen, desbordado en el 0-1, como a Araujo, protegido por una máscara a causa de una fractura de mandíbula, un detalle que para nada le emparentó a Puyol. La montonera defensiva azulgrana dejaba a la intemperie al portero en cada ataque del Girona. Los azulgrana, en cualquier caso, se batieron bien durante media hora porque alcanzaban el área con facilidad, muy dinámicos y hábiles con el balón, especialmente bien orientados cuando en juego entraba Pedri. El tinerfeño sacó de su zona a Blind y empezó a cruzar balones muy cerca de la línea de gol para Lewandowski.
El empate se anunció varias veces en un partido muy vivo antes de que el polaco cabeceara un córner botado por Raphinha. El Girona defendía demasiado cerca de Gazzaniga. El equipo de Míchel, sin embargo, difícilmente se desengancha de los partidos, ni siquiera en los peores momentos ni ante los contrarios de más nombre, sino que sabe sufrir también sin balón, una virtud que le diferencia claramente del Barça. Los azulgrana se pierden sin la pelota y quedaron expuestos al espacio, vulnerables en su área, sorprendidos reiteradamente por las llegadas desde la izquierda del indetectable Miguel. El lateral se cansó tanto de poner centros que acabó por rematar con un zurdazo imposible para Peña. El Girona mandaba en la cancha y en el marcador de Montjuïc.
El descanso alivió al Barça por un momenteo después del excelente despliegue de la atrevida formación de Míchel. El intercambio de goles dio paso a un tramo de partido más nervioso y trampeado por las prisas de los azulgrana, que empezaron a chutar desde fuera del área, bien guardada por el seguro Gazzaniga. El meta, sin embargo, no se vencía y la rueda de cambios acabó por desfigurar a los azulgrana y encumbrar al Girona. Valery puso el 1-3 y acabó con cualquier duda sobre el resultado de Montjuïc. Nadie mejor para coronar la obra histórica blanquirroja que el histórico Stuani.
El 2-4 del uruguayo dejó en anécdota el gol de Gündogan, acertado después de un buen reverso, y desencadenó la alegría y el llanto feliz de Míchel y de la gente de Girona, que ya no tienen motivo alguno para compartir emociones con el Barcelona. El equipo de Xavi parece que acababa de nacer mientras que el de Míchel juega con la madurez propia del líder de la Liga.
El Girona ganó como ganaba el mejor Barça, sobre todo porque siempre supo qué hacer con la pelota y fue más contundente y superior en lo grueso y en los detalles, más equipo que el azulgrana, golpeado en la cancha y en la grada de Montjuïc.
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